Polonia y Suecia lo tienen todo listo para una de las grandes fiestas del balonmano. El miércoles arranca en Cracovia el Mundial con el duelo inaugural entre polacos y Francia, el primero de un centenar de partidos camino a la final de Estocolmo en una edición con dos anfitriones como en 2019 (Alemania-Dinamarca).

Será el 28º Mundial, cita que se disputa cada dos años desde 1993. Con menos lustre que los Juegos Olímpicos o un Europeo, donde el nivel de todos los equipos no deja margen para un respiro, el progreso de algunas selecciones de otros continentes dificulta las opciones de los europeos.

Repite el formato de 32 equipos

La IHF vuelve a apostar por el formato ampliado de hace dos años. Parten ocho grupos de cuatro equipos y los tres primeros se clasificarán a la Main Round, un grupo al que se arrastran los puntos de la fase inicial y los equipos se enfrentan a los combinados de otro grupo. Los dos primeros clasificados de cada grupo de la Main Round pasan a cuartos de final, mientras que el resto peleará por los puestos 8º-24º. Los colistas de los grupos iniciales siguen en competición por la Copa Presidente.

La 28ª edición vuelve a Europa

El Mundial regresa a Europa tras su edición en Egipto, la segunda en el país de los faraones y la quinta fuera del continente. Lo hará al menos por tres ediciones, ya que a Polonia y Suecia le seguirán en 2025 Croacia, Dinamarca y Noruega; y en 2027, Alemania en solitario.

¿Favoritos? Ramillete abierto

Seis de los 27 mundiales se encuentran en las vitrinas de la Maison du Handball y Francia, que se prepara para sus Juegos Olímpicos de 2024, vuelve a estar en el grupo de máximos favoritos. Con ella, la vigente campeona Dinamarca (que aspira a ser la primera en sumar tres mundiales consecutivos) y la cuatro veces ganadora y actual campeona de Europa, Suecia.

Islandia encabeza a su vez el grupo de selecciones que llegan con muy buen cartel y en el Grupo D se las verá con otros combinados interesantes como Portugal y Hungría, que querrá desquitarse de la decepción del Europeo que organizó hace un año y en el que cayó a las primeras de cambio.

El Grupo F, con la emergente Países Bajos en el pasado Europeo, Noruega, Macedonia del Norte y Argentina pelea con el D por la vitola de grupo de la muerte.

Fuera de Europa, la lupa descansa en Egipto, la anfitriona hace dos años contra la que Dinamarca necesitó de los penaltis para apearla de las semifinales; Túnez, la propia Argentina o Brasil.

La realidad sanitaria del protocolo antiCovid

El protocolo antiCovid-19 que ha instaurado la Federación Internacional ha agitado el panorama: PCR antes de la llegada al Mundial, test antes de la Main Round y antes de los cuartos. El positivo supone cinco días de cuarentena.

Una decisión que ha sorprendido y hasta molestado vista la evolución del virus en Europa y el precedente de Egipto en enero de 2021, cuya gestión ya provocó quejas de las selecciones más rigurosas.

La realidad sanitaria que preocupa: lesiones inasumibles

Ha sido un goteo constante. Sobre todo desde noviembre, cuando las ligas y las competiciones europeas acumulan partidos. La IHF ocupada en el protocolo antiCovid no da de momento señales de acordar un calendario internacional más razonable junto a la EHF y las ligas. Equipos como el GOG, rival del Bidasoa Irun la temporada pasada, llegaron a 68 partidos en un año. El Barça, 64.

Valter Chrintz, Jonathan Edvardsson y Karl Wallinius (Suecia), Aleix Gómez y Aitor Ariño (España), Hugo Descat, Timothey N’Guessan, Kyllian Villeminot y hace pocas horas Benoît Kounkoud (Francia), Halil Jaganjac, Ivan Cupic y Tin Lucin (Croacia), Yahia Omar (Egipto), Haukur Thrastarsson (Islandia), Haniel Langaro (Brasil) y Kamil Syprzak (Polonia) se perderán, entre otros, la cita que arranca el miércoles. Muchos, por lesiones en los ligamentos cruzados y en las rodillas.

Selección española: sigue sin ser favorita, pero...

Vuelve a no partir entre las grandísimas favoritas, pero una escuadra con jugadores como Gonzalo Pérez de Vargas y Rodrigo Corrales bajo palos, los hermanos Dujshebaev, Maqueda, Casado, Tarrafeta, Ferrán Solé y el propio Kauldi Odriozola, con Jordi Ribera en el banquillo, es capaz de lo mejor en un torneo de estas características.

El proyecto del exentrenador del Bidasoa Irun (1999 y 2003/2004) y la extinta JD Arrate (1989/2002) ha vivido en estos seis años mejores y peores momentos, pero no entiende de transiciones. Lo dejó claro el año pasado: con un plantel con menos estrellas que en años anteriores, se plantó en la finalísima del Europeo cuando pocos lo esperaban. Para ello tumbó contrapronóstico a la casi siempre aspirante Dinamarca.

Ribera cogió el testigo de Manolo Cadenas en 2016 y desde entonces ha liderado a la selección española hacia dos títulos europeos (2018 y 2020) y un subcampeonato (2022); un bronce olímpico (Tokio 2020) y otro bronce mundial (2021).

En este último campeonato los resultados han sido más discretos, circunstancia que tratará de mejorar. Chile, Montenegro e Irán serán sus primeros rivales.

Ligas con más jugadores: ASOBAL, tercera

La Bundesliga es la competición que más jugadores aportará a la cita mundialista, con 90, según el análisis que ha publicado en su web el técnico portugués Mário César Navarro. Lejos de la alemana, en la Liga francesa tienen la oportunidad de ver cada fin de semana a 61 de los alrededor de 500 mundialistas.

Muy cerca se sitúa la Liga ASOBAL (con 57, y solo uno de ellos en la selección española) pese al discurso fatalista que aún bebe de un pasado que hace mucho tiempo ya pasó. Las emergentes ligas húngara (32) y portuguesa (31), cierran el top-5, con aportaciones clave de equipos como Telekom Veszprém y Pick Szeged (9 cada uno); y Benfica (8).

El bidasotarra Rodrigo Salinas, durante un partido en Pamplona.

Nueve sedes camino al show de Estocolmo

La selección de Skrzyniarz es una de las dos anfitrionas de un torneo que arrancará en el majestuoso Tauron Arena de Cracovia (15.030 espectadores) y terminará en el Tele2 Arena, estadio de fútbol con cubierta retráctil reconvertido para acoger 19.000 aficionados en la final del Europeo de 2020 y casa habitual de los equipos de fútbol Djurgårdens IF y Hammarby.

La sede inaugural de la segunda ciudad de Polonia, que persigue impulsar un proyecto de elite que tampoco tiene la capital varsoviana, abrirá paso a otros siete pabellones antes de que la competición se cierre en Estocolmo: Ergo Arena (Gdańsk, 11.409 espectadores), Spodek (Katowice, 11.036 asientos) y Orlen Arena (Płock, 5.492 aficionados) en Polonia; mientras que Malmö Arena (Malmö, 13.000), Scandinavium (en Göteborg, 12.000), Husqvarna Garden (Jönköping, 7.000) y Kristianstad Arena (localidad del mismo nombre, 4.700) conforman la oferta sueca junto al Tele2 Arena, que en 2020 brindó grandes momentos a miles de hinchas en sus amplios espacios y fanzones.

Estas escenas se repetirán el próximo 29 de enero, cuando la capital acoja un cierre histórico, ya que desde las 13:00 horas se disputarán cuatro partidos: por el séptimo, por el quinto y por el tercer puesto, y la gran final