bilbao - En 2012 el Movistar y Nairo Quintana se prometieron felicidad eterna en unas nupcias con arroz al aire y pactos de grandeza. Sin embargo, tras ocho temporadas intentando pedalear al mismo ritmo y aprovechando la jornada de descanso de la Vuelta, el colombiano anunció un divorcio que estaba más que cantado: “Estoy muy agradecido a todos los que me han ayudado durante este tiempo, pero ya se ha cumplido un ciclo y hay que romper con este matrimonio”. Así comunicó Quintana una ruptura que dejó vía libre al Arkea Samsic para revelar el fichaje del ciclista, con el que quedará vinculado los próximos tres años. El equipo francés colocó sobre la mesa una oferta de 2,5 millones, una cifra bastante alejada de la propuesta de Movistar, más el incentivo que supone correr junto a su hermano Dayer y su compatriota Winner Anacona, últimas incorporaciones de un Arkea que también da la bienvenida al italiano Diego Rosa. Sin embargo, ahora, todavía con el maillot azul, Quintana echa la vista atrás para reconocer que este no ha sido un matrimonio feliz, “sino que ha habido de todo”. Y es que el colombiano llegó al conjunto telefónico como una joven promesa del ciclismo y lo deja con un Giro de Italia, una Vuelta -con opción a dos- y tres podios del Tour de Francia; pero también con el anhelo amarillo sin consumar y con una infinidad de disputas privadas y no tan privadas.

De hecho, la última de ellas ocurrió el pasado domingo a ojos de todos. Pau desató la tormenta en Movistar cuando los dirigentes del equipo ordenaron a Marc Soler, que marchaba en cabeza de carrera, dejar sus aspiraciones de etapa para recoger a Quintana y arañar unos segundos en la general. Unos segundos que colocaron al colombiano como actual propietario del jersey rojo, pero que provocaron el gran berrinche del joven gregario. Puñetazo al aire, grito de rabia. Y todo delante de las cámaras. Soler acabó cediendo, levantó el pie y se plegó a las exigencias del equipo, pero eso no le evitó la reprimenda de los jefes: “Ahí están las imágenes y tenemos que poner las cosas claras. Él en Calpe perdió tiempo y le dijimos que pasaba a otro rol, no lo ha entendido así que se lo tendremos que repetir. Es bueno tener su carácter pero tiene que empezar a escuchar y madurar. Si queremos hacer un líder tiene que pasar por gregario. Si no, que se ponga un tutorial y vea lo que hizo Indurain por Perico y luego Perico por Indurain. A estos chavales les falta memoria ciclista”, sentenció Pablo Lastras, director del Movistar. Luego, Soler pidió perdón: “No volverá a pasar, fue el calentón de verme allí, en el momento. Hemos venido a ganar con Nairo o con Valverde y lo sabíamos desde el principio. Nunca me había visto en una situación así y pasan muchas cosas por la cabeza. En frío, todo cambió”. Pero la tempestad ya había yermado la imagen de la escuadra azul, que ayer también conoció el destino de otro de sus corredores, el del ecuatoriano Richard Caparaz, que se muda al Ineos.

una crono para roglic Por el momento, el objetivo de Quintana es defender el rojo en la contrarreloj que parte hoy desde Pau, un objetivo complicado puesto que Primoz Roglic (Jumbo-Visma) parte como principal favorito, estando a tan solo seis segundos en la general. “Al menos soy líder hoy -por ayer-, sabemos que la crono es importante y que, por eso, el líder virtualmente es Roglic, ya que puede sacarnos ventaja al ser especialista”, explicó el colombiano. Y su compañero Alejandro Valverde, que no quiso hablar de paladines ni disputas, le dio la razón: “Tenemos rivales muy duros, como Roglic, a quien la crono le va perfecta, y no ha ofrecido debilidades en subida. Pero también está Miguel Ángel López -tercero a 17 segundos-, que quizá no tenga la crono como su punto fuerte pero es un corredor imprevisible muy fuerte y peligroso”.