Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Voluntarios retiran residuos y plásticos de la playa de Arrigunaga, en una imagen de archivo.
Marta Hernández
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Interior del Centro de Información y Educación Ambiental del manantial de Arteta.
Iñaki Porto
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Aula de enseñanza sobre el tratamiento de los residuos en Artigas.
Zigor Alkorta
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Fachada exterior del Museo del Agua de Sobrón.
Pablo José Pérez
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Paneles del Centro de Información y Educación Ambiental del manantial de Arteta.
Iñaki Porto
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Parte del vertedero de Lapatx.
Jabi León
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Galerías que recorren los antiguos depósitos de agua en la Casa de las Aguas de Mendillorri.
Mikel Sáiz
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Exposición sobre la historia del agua en la Casa de las Aguas.
Mikel Sáiz
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Interior del Centro de Información y Educación Ambiental del manantial de Arteta.
Iñaki Porto
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Moléculas de agua expuestas en una de las salas del Museo del Agua de Sobrón.
Ekaitz Otxoa
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Visitantes disfrutando del Centro de Información y Educación Ambiental del manantial de Arteta.
Iñaki Porto
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Una de las salas del Museo del Agua de Sobrón.
Ekaitz Otxoa
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Uno de los paneles de la exposición sobre la historia del agua en la Casa de las Aguas.
Mikel Sáiz
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Placa de cerámica en azulejos de la Casa de las Aguas de Mendillorri.
Manuel Sagués
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.
Cada año, el Día Internacional de Cero Desechos (30 de marzo) nos recuerda que el planeta no merece seguir soportando nuestro ritmo de consumo descontrolado. Como parte de una sociedad en la que los residuos han pasado de ser una consecuencia inevitable a convertirse en un problema de enormes dimensiones, no podemos olvidarnos de que también somos parte de la solución. Desde recorrer plantas de reciclaje y centros de educación ambiental hasta participar en recogidas de basuras marinas por Euskal Herria, demostramos que cada acción cuenta y que es posible marcar la diferencia para salvar nuestros territorios, siempre que se conserve la voluntad y la esperanza.