Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Lekunberri vuelve al medievo
Nerea Mazkiaran
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.