Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Una imagen de la calle Beriáin, entonces Francisco Urías.
AGN/ TXANTREAN AUZOLAN
Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Fiesta en el colegio de las Salesianas.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Sor Font, en el dispensario del colegio Salesianas.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Procesión de la Virgen María Auxiliadora.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Fachada de las Salesianas, el primer colegio del barrio.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Txikis jugando en la calle Cáseda.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Teatrillo infantil en Salesianas.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Posado de un grupo de alumnos, con las monjas Salesianas.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Bailes regionales en el patio de las Salesianas de la Txantrea.
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Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.
Cuando la Txantrea comenzaba a tomar forma, a comienzos de los años 50, sus calles de piedra eran el lugar de juegos de los txikis, los primeros niños y niñas de aquel barrio recién nacido. El primer colegio en levantarme fue el de las monjas Salesianas, en la calle Cuenca de Pamplona, donde fueron memorables sus festivales y bailes.