Klika es el lema elegido por AEK para la Korrika de este año. Klika viene a ser ese compromiso que tomamos todos, euskaldunes y no euskaldunes, con nuestra lengua, el euskera. Cuando yo decidí hacer Klika con el euskera no sabía que éste sería el lema de esta edición, ni siquiera conocía esa palabra, pero cuando me enteré no me pudo parecer más acertado.

Como a mucha gente me consta que le sucede, mi relación con el idioma viene de muchos años atrás, muchos años de pasar envidia cuando escuchaba a otros comunicarse en euskera. No tuve la opción de estudiar en una ikastola, luego vino la universidad y la necesidad de aprender idiomas extranjeros tan útiles para muchas cosas, luego el trabajo, y luego siempre había un luego que postergaba el euskera al último lugar. Y yo mientras tanto, seguía pasando envidia, envidia de la buena.

Aunque ya había hecho otros tibios intentos, sin éxito como todo lo tibio, un día me pregunté si realmente quería saber euskera, y me dije que sí. Así que la vida me llevó a hacer Klika hace año y medio, cuando ya talludito, decidí apuntarme en un euskaltegi de AEK. En aquel momento no era consciente de lo que aquel Klika iba a significar en mi vida.

Desde entonces el euskera no me ha dado más que alegrías. Es innegable que el aprendizaje supone un esfuerzo, pero es mucho mayor la satisfacción que proporciona. Supongo que me habría pasado lo mismo con el castellano, pero ya no me acuerdo. Poder expresarte y comunicarte por ti mismo en euskera es una gozada, y al contrario de otros idiomas que sí domino, el euskera me da la opción de hacerlo aquí, en mi tierra y siempre, a diario.

Pero refiriéndome al euskera, no sólo hablo de comunicación, sino de amistades, de vida y de experiencias. Teatro, conciertos, sidrerías, museos, cine, momentos alrededor de una mesa... ¡incluso una final de bertsolaris en el BEC! fueron algunos de los planes que fui añadiendo a mi mochila, coronándolo al acabar el curso pasado con un barnetegi itinerante por el Pirineo, 15 días inolvidables en los que aprendí mucho y de muchas cosas.

Al margen de las actividades del euskaltegi, mi compromiso, mi klika con el euskera nos llevó a mí y a un grupo de compañeros del trabajo a coger un kilómetro de la Korrika. Buen almuerzo mañanero para ir calentando y a quemarlo después con nuestro kilómetro de carrera. Estábamos todos nerviosos como niños, con la sonrisa tonta en la cara. Todos tuvimos la oportunidad de llevar el lekuko durante unos metros, desde Julio que se jubila en unos días, hasta Álvaro que lo entregó a sus vecinos de Urrotz. Pero mi aportación con la Korrika no acababa con la entrega del testigo. Unos días antes, Asier, uno de los organizadores del barnetegi del pasado verano, me llamaba para preguntarme si estaría dispuesto a echar una mano con las fotografías desde la furgoneta de cabeza durante el paso por Iruña y aledaños. Podéis imaginar la respuesta. Así que una vez acabado nuestro relevo, en vez de pasar detrás de la pancarta como mis compañeros, me subí a la furgoneta para no bajarme de ella hasta salir de Iruñerria.

No encuentro la palabra adecuada para describir lo que sentí durante las siete horas que estuve formando parte de ese equipo que facilitaba y animaba sin cesar el paso de la Korrika. Emoción podría ser, pero se queda corta. Y es que es imposible no contagiarse de todas y cada una de las sonrisas que vi el sábado, tanta gente desconocida, y tanta conocida que me ayudan día a día desde que hice Klika, atravesar tantos lugares que han marcado mi vida sintiéndote a la vez protagonista de la carrera por el euskera, sentir el compromiso de tantos miles de personas con nuestra lengua es otra experiencia que no olvidaré nunca.

Zuei, mila esker bihotzetik. Aldi hontan, zuk Asier aukera eman didazuna izan zara, bestalde, beste batzuk zarete egunero aukerak ematen dizkidazuenak , irakasleak, lagunak, tabernariak, dendariak, ezagunak, ez ezagunak eta euskaldun guztiak.

Este es el privilegio que me ha proporcionado mi Klika en esta ocasión y podría ser el tuyo en cualquier momento de tu vida, sólo depende de ti. Y tú, ¿a qué esperas a hacer Klika?