Rodrigo Rato, antiguo máster del Universo que pasó una temporada en la trena por haberse fundido un pastizal tirando de esas tarjetas black que ahora dice que no deberían haberse llamado así: Supongo que habrá que darle tratamiento de preso reinsertado, aunque aún le quedan unas cuantas causas por minucias como blanqueo, corrupción y fraude fiscal. También a pesar de que se fuera de rositas en la maloliente salida a bolsa de Bankia que terminó con el rescate de la entidad a cargo del común de los mortales. La cosa es que, cual un reaparecido, se presenta con un libro bajo el brazo titulado Hasta aquí hemos llegado. Huele a ajuste de cuentas con su ex partido y, aunque haya pretendido lo contrario, a declaración autoinculpatoria. Menudo rostro.