Contemos la respiración. Somos uno con esos mineros que en estos momentos arañan la tierra, que buscan el latido. En realidad es más que un latido, es un motivo grande, loable y compartido, que ocurra lo que ocurra, nos ha permitido permanecer unidos. Es hermoso cuando todos nos unimos por la vida; cuando aparcamos nuestras diferencias y nos unimos en lo sustantivo. Deseamos de corazón ver a uno de esos valientes mineros con la criatura viva en sus brazos.

En realidad toda vida es grande, sagrada. Tras esa imagen, que ojalá se produzca en las próximas horas, vayamos al recate de otros niños que se encuentran sumidos en otros agujeros, allá abajo en esos “zulos” de la miseria, la explotación infantil, la enfermedad...

Vamos a perforar en la tierra dura y apelmazada de África. Vamos a contratar más “mineros asturianos” que los saquen de sus lúgubres agujeros. Nuevos rescates nos aguardan. Ya sabemos cómo se hace, vamos unidos/as a por nuevos retos?