el pasado viernes, el Consejo de Ministros del Gobierno de España aprobó, mediante Decreto Ley, la ampliación de la cobertura social a las personas desempleadas de más de 52 años. Una medida que repercutirá positivamente en muchas personas navarras con dificultades que después de haber trabajado toda su vida se han quedado en el paro de larga duración. Es una de las muchas medidas que ha puesto en marcha el actual Gobierno de España. Tal como la subida del SMI; el nuevo decreto de alquileres o la cobertura a los cuidadores familiares por poner algún ejemplo más.

La ciudadanía navarra, sobre todo la más vulnerable, palpa las medidas del Gobierno de España. La mayoría social navarra es consciente de que el Gobierno Sánchez está llevando a cabo una política socialmente útil. Otras opciones navarras se dedican a discutir que si son galgos o podencos; debates estériles que lo único que persiguen es debatir sobre sí mismos, sobre su identidad. Y muchas veces, contra nosotros mismos.

Por ello, entiendo que, en las próximas elecciones del 28 de abril, Navarra se juega mucho en España. Por un lado, se juega el progreso social; la recuperación del modelo de bienestar social. Algo que la derecha socavó con la excusa de la crisis. Por otro lado, Navarra se juega que nuestro autogobierno siga asentado en el marco constitucional de consenso y pacto que en su día se logró. No es baladí mantener el consenso constitucional sobre Navarra. En un momento en que el radicalismo de la derecha y el radicalismo del nacionalismo quieren revisar Navarra desde posiciones antagónicas.

En definitiva, Navarra se juega seguir avanzando en progreso social y en convivencia. Y en esta tesitura, desde la experiencia habida en estos nueve meses con el Gobierno actual, la opción socialista es garantía para ello. Hablo de garantías, de avales, porque hay que hablar de seguridades y certidumbres. Si se me permite la expresión, el horno no está para bollos. Es decir, el horno está muy caliente como para admitir productos sin sustancia, sin masa. Se queman demasiado pronto. La amenaza de la derecha trifásica a la que UPN tan dócil se ha mostrado es evidente. Puede suponer un retroceso en España y en Navarra. Baste pensar en Casado como presidente apoyado por Abascal. La garantía para que la derecha trifásica fracase es el PSOE.

En el ámbito personal, quiero recordar que en su día me comprometí con el candidato Sánchez en el proceso de Primarias del PSOE. En un momento difícil, con muchos obstáculos, pero creyendo en la apuesta. Tal como comprometí en las Primarias, me presento como candidato en estas elecciones generales. Y digo del mismo modo porque mi compromiso está tomado desde la convicción de mis ideas; desde mi compromiso con Navarra. Un compromiso alejado de comodidades e intereses personales. Navarra se juega mucho en las próximas elecciones el 28 de abril y mi compromiso social y ciudadano me hacen tomar posición. Con la confianza que mi partido me ha dado para ser el cabeza de lista de Navarra por el PSOE.