Mi nombre es Asier San Román. Llevo siendo árbitro voluntario desde que mi hijo empezó a jugar en futbito en ikastola hasta hoy mismo, que ya está en Fútbol 11 en un club de Segunda Infantil navarra. Es una pena que, en un deporte mayoritario como dicen que es el fútbol, se vean situaciones desagradables que en cualquier otro deporte de equipo (o individual) ni se nos pasaría por la cabeza que ocurrieran. A nivel escolar, la educación y valores que se les ofrece a los/las chavales/chavalas parecen correctos, a nivel general, aunque ya se van viendo ciertas “rivalidades” entre equipos. Cosa que hasta cierto punto veo normales, siempre que el respeto tanto hacia el rival y a los aficionados se mantenga. No pasa lo mismo una vez que pasan los años y nuestros hijos empiezan a jugar en clubes, o no. Los árbitros, voluntarios o miembro del club, deben de realizar su trabajo de la forma más imparcial.... en ciertos clubes esto se cumple. En otros no, pero cuando llega lo peor en el mundo del fútbol a estos niveles, es cuando nosotros, los padres, nos creemos que tenemos un pequeño Messi y que tenemos derecho a quejarnos, faltar al respeto, gritar e insultar, contagiando a los propios jugadores a hacer lo mismo que ven lo que pasa en las gradas, en vez de animar a tu equipo.Respeto y educación, juego limpio, que aprendan divirtiéndose y jugando es el objetivo que debiera ser en este deporte a este nivel. Cosa que desgraciadamente algunos padres no hacen, e inculcan a sus propios hijos a hacer lo mismo.