según la DEA, cárteles mexicanos, como el de Sinaloa, el Jalisco Nueva Generación o Los Zetas, han empezado a utilizar monedas virtuales, como el bitcoin, para el blanqueo de capitales a través de transacciones en la dark web. El uso de criptomonedas sería el método de lavado del siglo XXI: "Hay evidencia de la utilización de criptomonedas por organizaciones criminales transnacionales mexicanas como medio para transferir su riqueza", detalla el informe desclasificado en enero.

A pesar de que hasta la fecha hay más de dos mil monedas virtuales distintas, el bitcoin sigue siendo la más importante y utilizada en el mundo, de acuerdo con las autoridades de EEUU. Según el más reciente reporte de la sección de inteligencia estratégica de la DEA, los cárteles también utilizan la dark web como plataforma para vender drogas, aunque las transacciones de los grupos criminales aún son a pequeña escala.

"Los mercados anónimos de la dark web, inspirados en la ya desaparecida Ruta de la Seda, son una fuente de drogas ilícitas y contrabando", detalla el documento. Es por eso que "detener a criminales que eluden los sistemas financieros regulados es clave" para desmantelar sus estructuras. Y sería, además, crucial para la proteger la integridad y estabilidad de los sistemas financieros. Léase, quieren proteger las finanzas estatales -de los políticos- de la amenaza de descentralización que implican las monedas privadas.

A la par que ha aumentado el uso de dinero virtual, han surgido los servicios de intercambio para ayudar a convertir la moneda fiduciaria en virtual y viceversa, que los cárteles han aprovechado para blanquear sus ganancias. "Debido a que la mayoría de los intercambiadores de EEUU cumplen con las regulaciones antilavado, los delincuentes buscan intercambiadores sin licencia y de igual a igual", dice el documento.

Estas metodologías para lavar dinero consisten en transferencias electrónicas convenientes para los narcotraficantes porque, debido a las distintas partes por donde pasa el dinero, logran ocultar la verdadera identidad de los beneficiarios. Dado que habrían encontrado una tendencia creciente de organizaciones criminales asiáticas dedicadas al lavado de dinero, relacionadas con el negocio del tráfico de drogas, el gobierno de China estableció un límite para la transacción de divisas hacia EEUU.

En otras palabras, como los gobiernos -los políticos- no consiguen ganar la guerra "contra las drogas", restringen cada vez más las libertades individuales y culpan a cualquiera con tal de no asumir su fracaso. En primer lugar, los políticos -los Estados- deberían saber que la violencia solo destruye y que, por tanto, la represión que ellos inician, al prohibir algunas drogas muy dañinas, nunca llegarán a buen fin.

Mientras se prohíban algunas drogas, existirán delincuentes -por cierto, asociados con policías, jueces y políticos- y serán violentos respondiendo a la represión violenta del Estado. Además, los mismos drogadictos se pondrán violentos y consumirán sustancias de mala calidad que pueden provocar peores daños ya que, al ser clandestinas, su origen será desconocido. Finalmente, baste decir dos cosas. Primero que los drogadictos son personas con problemas y, por ende, necesitan ayuda, no represión. Segundo, las criptomonedas son instrumentos sumamente útiles y reprimirlas no solucionará el problema delictivo creado a partir de la prohibición.

El autor es asesor senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California