Los whatsapp que se cruzaron el exnúmero dos de Interior del PP y el presidente de la Audiencia Nacional, demuestran la percepción de impunidad de sus actores y el control sobre las instituciones del Estado por los que predican las virtudes de la separación de poderes. Mientras, el CGPJ, que permanece usurpado e incumple el precepto constitucional de renovarse cada 5 años desde hace más de cuatro para apropiarse indebidamente de la gestión administrativa y gubernativa de la Justicia que no debería estar bajo su mando, calla ante la gran ignominia y no abre expediente al presidente de la Audiencia Nacional.

Y el PP, que paraliza la renovación para mantener en la cúpula judicial la mayoría absoluta que carece en el Parlamento y mangonear sus casos de corrupción, es culpable del descrédito judicial que sitúa a esta institución como una de las peor valoradas por la ciudadanía. Y todo para seguir controlando la Justicia como sea: “por la puerta de atrás”, como dijo el senador del PP Cosidó, o por la de delante, como ya hace con absoluta impudicia.