EL misterio se va aclarando. A golpe de titular se va desvelandocómo se evaporaron los millones de Caja Navarra. Ahí donde hastaayer mismo los dirigentes del PSN decían que no había pasadonada. Nada. Sólo pésima gestión plenamente consentida. Sólo megalomaníay aventurerismo alentado. Sólo decisiones suicidas cimentadasen apriorismos ideológicos. Sólo ausencia total de control porparte de unos controladores instalados en la sopa boba. En laCan hubo todo eso, pero ya lo sabíamos. Ahora sabemos tambiénque era la versión local de la casa de Tócame Roque. El coñode la Bernarda foral. El bote del que chupaba y sigue chupandonuestra clase dirigente. Esa que viene partiendo y repartiéndoseel pastel político y -sobre todo- económico de esta provinciadesde que las cosas tienen nombre. Ellos. Los de la lista debeneficiados de los créditos para vips de Caja Navarra que publicabael domingo este periódico. Una prebenda más -¿cuántas van?- deesas a las que nunca pudo ni podrá acceder el pueblo llano. Añadeslos nombres de los receptores de las dietas ocultas, los beneficiadosdel pelotazo sindical y empresarial -casi tanto como el circuitode Los Arcos y el Reyno Arena juntos en los últimos 5 años- yya sabes de qué va esto. Quiénes son, qué quieren, para quiénesestá montado este tinglado. Todo apunta a que el desembarco deBarcina en la obra social de la Can va en la misma dirección.La pasta, como hasta ahora. Para mí y los míos. Y para el pasado,trituradora. Que no quede rastro. Que todo parezca un accidente.Quedan muchas nieblas, muchos pozos oscuros a donde todavía noha llegado la luz. Podemos tener incluso la certeza de que algúnrecoveco, algún pozo séptico, permanecerá para siempre ocultoentre sombras. Pero el foco se amplía y lo que ilumina es másque la triste suerte de un proyecto financiero mal conducido.Son las vergüenzas de una casta predadora y voraz dispuesta atodo para que ella y sólo ella pueda seguir mamando de la teta.