las denuncias de amenazas contra la consejera de Educación del Gobierno de Navarra, María Solana, y de allanamiento de dependencias del propio departamento vinculadas al programa de coeducación Skolae y de pintadas contra un mural escénico de Huarte que tan solo mostraba un alegato artístico en favor de la diversidad humana no son hechos de menor importancia. Al contrario, que una consejera del Gobierno de Navarra deba llevar escolta en los desplazamientos por la ciudad en la que vive, trabaja y convive no es desgraciadamente nada nuevo en esta tierra. Es un ejemplo más de fanatismo ideológico y, en este caso, evidentemente vinculado con el auge y amparo político y mediático de los discursos más extremistas y ultras que crecen en el Estado y que en Navarra están alimentados por la estrategia de acoso y derribo al actual Gobierno de Barkos. No se trata de comparar o equiparar con situaciones dramáticas vividas en este país hasta no hace mucho, sino de que incluso en una sociedad democrática avanzada como la navarra hay grupúsculos que siguen entendiendo que la pluralidad, la diversidad o la igualdad de oportunidades no tienen encaje alguno si no se supeditan a sus propios postulados ideológicos o religiosos. Y lo es incomprensiblemente, porque se confunden de forma interesada las informaciones basura que han ido transmitiendo supuestos periodistas y supuestos medios de comunicación con un programa escolar de coeducación avalado por educadores, pedagogos, centros escolares, organizaciones sanitarias y de la infancia, instituciones europeas e internacionales y el propio Ministerio. Sin olvidar que cuenta con el apoyo de 33 de los 50 parlamentarios de la Cámara foral. Su objetivo principal es combatir a través de la educación las conductas sexistas y la violencia machista con programas educativos. Como en otras cuestiones de interés general y avance social impulsadas por los partidos del cambio político y social en esta Legislatura, la exageración desmedida, la manipulación mediática interesada y el exabrupto político han terminado por fomentar un extremismo político cuyas consecuencias de momento ya han afectado a la seguridad y libertad de vida de la consejera Solana, pero cuyo sonido y modo de actuación retrotraen a malos y duros tiempos del pasado cercano y lejano de Navarra. Con la información basura y su capacidad de crear monstruos políticos y condescendencia con la violencia de extrema derecha, muy pocas bromas.