El apoyo a las mujeres enfermas, la importancia de la prevención y de la detección precoz, y la demanda de inversiones para proseguir con las investigaciones enmarcan los mensajes del Día Internacional del Cáncer de Mama que ayer volvió a teñir las ciudades de tonos rosas como expresión plástica de la solidaridad y la esperanza. Dicen los datos más recientes que en 2019 serán diagnosticados más de 30.000 nuevos casos de cáncer de mama en el Estado, un tumor que tiene una tasa de supervivencia a cinco años superior al 90 %; es decir, más de 90 de cada 100 personas que lo han padecido continúan vivas después de cinco años del diagnóstico. Expuesto fríamente, lo que hace pocos años podía suponer una sentencia de muerte, hoy puede combatirse con buenas expectativas y llegar a superarlo. Los avances en los tratamientos han demostrado su eficacia, pero también hay que poner el acento en los programas de detección precoz, en los que Navarra es pionera con un trabajo y seguimiento continuado desde 1990. Un programa que comenzó superando los tabúes iniciales, esos silencios que envolvían a todo lo que tuviera que ver con el cáncer y que ahora, pasado el tiempo, ha acabado con los retrasos en los diagnósticos que dificultaba el tratamiento y que ponían a las enfermas muchas veces en una situación sin retorno. Hoy, la sensación más extendida es que el cáncer de mama tiene cura. Con todo, y pese a las observaciones más optimistas, según la Sociedad Española Oncológica Médica (SEOM), en 2017 murieron 6.573 mujeres por cáncer de mama metastásico, pero a esto hay que contraponer la aparición de fármacos nuevos más selectivos y menos tóxicos que, asociados a tratamientos clásicos como quimioterapia u hormonoterapia, permiten incrementar la supervivencia y mejorar la calidad de vida de una manera muy significativa. Incluso una vez que el tumor se ha expandido por diferentes partes del cuerpo la cura, a día de hoy, no es posible en todos los casos, pero sí su control. Los avances farmacológicos hace posible no solo la prolongación de la esperanza de vida, sino también vivir el día a día con muy pocos efectos secundarios. Con todo, el acompañamiento y la cercanía son importantes para que las enfermas salgan adelante. La sociedad navarra está involucrada y el próximo domingo podrá palparse en esa carrera que inunda Pamplona como una marea rosa.