l anuncio del vicepresidente José Mari Aierdi de que Navarra convertirá el periodo de la vigencia de la VPO, impulsada y financiada con recursos públicos, en indefinido para evitar que se descalifiquen y se conviertan en libres es una buena noticia por dos razones. Porque pone en valor el patrimonio público. Y porque salvaguarda ese patrimonio público de la especulación inmobiliaria de particulares, de promotores y de fondos buitres. Y da seguridad a las familias de alquiler protegido, de forma que la protección no tenga un límite de vencimiento, al término del cual se convierte en vivienda libre y sus propietarios pueden duplicar la renta a precio de mercado o venderla cuando venzan los contratos a fondos buitres. Justamente lo que está pasando ahora como consecuencia de la privatización de las promociones de alquiler protegido impulsadas por UPN en Pamplona. Al mismo tiempo, una VPO que sea indefinida se podrá vender en función de las necesidades de quien la adquiere, pero habrá de hacerse a un precio tasado (el mismo por el que la compró, con una actualización) para evitar hacer negocio particular con las plusvalías de una inversión pública. Quien quiera una casa para invertir y no para vivir, ya no podrá contar con la VPO promovida con el dinero de todos los navarros y navarras. Tendrá que acudir al mercado libre. La medida, propia de un Gobierno progresista que antepone la función social de la vivienda sobre otros intereses, no puede tener carácter retroactivo, pero evita que una inversión subvencionada luego se dispare -los precios de compra-venta o alquiler-, en el mercado libre. Y se alinea con actuaciones similares en la UE -Alemania o Austria -, igualmente para evitar que garantizar el derecho a una vivienda digna acabe convirtiéndose en un negocio privado particular o en una mercancía más en la especulación de los mercados. En los países avanzados de la UE, la vivienda pública representa un 15% del parque total mientras que en el Estado español apenas llega al 2%. Otro paso para que la vivienda se acerque a las personas apostando por modelos empresariales que ya existen con años de experiencia en Navarra, especialmente en el mercado del alquiler. Es posible y es necesaria una política de vivienda que se adecue a las necesidades y demandas de la sociedad actual, sobre todo de las nuevas generaciones, que compagine las mismas con la apuesta por la actividad pública y privada de un sector como la construcción con un importante valor en el PIB de Navarra.