a publicación de los audios de la conversación entre el capitán de la Guardia Civil Gómez Nieto, destinado en aquellas fechas en Intxaurrondo y uno de los hombres de confianza en la guerra sucia de Galindo, y el entonces coronel jefe del Cesid Juan Alberto Perote sobre la muerte del joven navarro Mikel Zabalza ponen la voz como enésima prueba de una verdad conocida desde hace ya casi 35 años: Mikel Zabalza murió tras ser torturado en Itxaurrondo después de ser detenido en una supuesta operación contra ETA y arrojado esposado al río Bidasoa. "Mikel Zabalza murió de paro cardiaco, se les ha ido de las manos en el interrogatorio, como consecuencia de la aplicación entre otras torturas de la conocida como la bañera", es la verdad que se escucha ahora con absoluta claridad y que ninguna investigación judicial ha sido capaz de asumir e investigar a fondo en más de tres décadas. El contenido de la conversación era conocido y había formado parte de los sucesivos sumarios del caso, pero ahora son públicas, gracias al trabajo periodístico de Público, las voces de quienes hablan sin rubor sobre unos hechos que contaminan miserablemente la democracia española. Hechos reales que se trataron de ocultar y se desestimaron con una versión oficial y con pruebas falsificadas pese a que la investigación periodística, los análisis periciales, la transcripción de esta conversación grabada al capitán Gómez Nieto y al coronel Juan Alberto Perote y las declaraciones de otros testigos durante los juicios contra la guerra sucia dejaron en evidencia. Pese a todo ello, el caso fue sucesivamente archivado. La verdad real, sin embargo, ha estado siempre por encima de esa historia oficial manipulada e interesada. La publicación de esos audios coincide con la reciente muerte de Galindo, condenado a 74 años por el secuestro, tortura, asesinato y entierro en cal viva de Lasa y Zabala, otro de los crímenes del terrorismo de Estado que su negra conciencia se lleva a la tumba, y también con la exhibición en las salas de cine del documental Non dago Mikel?, la crónica de las torturas, desaparición y muerte de Mikel Zabalza, un joven de 33 años en 1985, conductor de autobús, de Orbaitzeta, que no tenía vinculación alguna con ETA. Justicia, reparación y perdón. Sobre todo perdón, porque la verdad es ya muy conocida. Porque el de Mikel Zabalza es uno de esos casos blindados por el Estado (una decena de legislaturas y cinco presidentes) en el que nadie ha querido arrojar justicia democrática ante lo que es un asqueroso crimen de Estado.