Si, como dice Rajoy, cada vez se ceden más poderes a instituciones supranacionales (con el consiguiente riesgo de concentración y alejamiento de la ciudadanía de los centros de poder), quizás debería prescindirse, precisamente, de las estructures de Estado, por obsoletas, y pensar en potenciar estructures políticas territorialmente más cercanas a la ciudadanía, y, por tanto, más adecuadas para la gestión de los servicios sociales y de los recursos públicos asignados por estas Instituciones supranacionales.
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