Leo la carta firmada por Eleuterio Martínez Sánchez y publicada por su periódico el pasado 9 de octubre, bajo el título Modelo penitenciario propio? y no puedo sino compartir con él algunas de sus inquietudes. No obstante, también debo hacerle algunas apreciaciones. Lo hago por este medio ante la imposibilidad de conocer dónde remitirle personalmente esta respuesta.

En primer lugar, permítame que le agradezca su esperanza en una humanización de nuestro sistema penitenciario y judicial a través de la justicia restaurativa. Este va a ser un pilar de nuestra política departamental en los próximos años, en la medida en que creemos en la Justicia como una herramienta para mejorar la sociedad y comprender los delitos y a quienes los cometen, y no como la administración de venganza.

Respecto a la situación del centro penitenciario Pamplona 1, le diré que lo conozco por mi trabajo como abogado, y que es una de las visitas que considero obligada en mi agenda. No obstante, también me gustaría recordarle que la gestión y funcionamiento de las prisiones no es competencia foral, sino estatal, y que depende de Instituciones Penitenciarias.

El departamento que ahora mismo encabezo tiene como uno de sus fines la mejora de la situación y las condiciones de las personas presas, siempre dentro de sus competencias. Así, acabamos de firmar un convenio que permitirá la creación, en el centro penitenciario, de una delegación de la Oficina Judicial, de forma que los trámites sean más ágiles y directos. También hemos trasladado recientemente a Instituciones Penitenciarias las sugerencias que, desde el Colegio de Abogados de Pamplona, nos han hecho para que los letrados de estas personas puedan defenderles mejor.

Y, mirando al objetivo último del sistema penitenciario, la reinserción, comparto con el señor Martínez su lamento sobre las múltiples ocasiones en las que no se logra ese fin. Por ello, desde el Gobierno de Navarra vamos a intentar contribuir a que el sistema se enfoque verdaderamente hacia la reinserción, tratando de mejorar (y, en la medida de lo posible, centralizar) los diferentes servicios que, a este respecto, están ahora en funcionamiento. La coordinación de dichos servicios y el establecimiento de rutas claras con la reinserción como meta nos permitirá acercarnos a ese objetivo. Es ese, y no otro, el motivo último de que apostemos por la progresiva confección de un Servicio Navarro de Ejecución Penal, de ese “modelo penitenciario propio” del que hablaba.

El autor es consejero de Políticas Migratorias y Justicia