PAMPLONA. Serenidad es la primera sensación que trasmite Raúl García. Futbolista joven pero bregado, el centrocampista habla con pausa y propone una calma en sus reflexiones que nada tiene que ver con su juego de torbellino, descarado y siempre en pie de guerra. Raúl sonríe cuando recuerda que algunos le están redescubriendo ahora como futbolista... En Osasuna se ha quedado en esta temporada lo mejor de su madurez. Y lo que pase en el futuro, ya se verá.

¿El reconocimiento de los aficionados es el mejor premio que se puede recoger esta temporada? Sí, al final es lo importante. Los premios no son algo que busques ni ser el centro de atención, pero el reconocimiento de la gente al trabajo bien hecho es con lo que te tienes que quedar.

¿Cuál es el horizonte inmediato de Raúl García? Lógicamente, ahora disfrutar, desconectar porque durante el año se te exige el máximo nivel y el rendimiento máximo y hay cosas que no puedes hacer y ahora, sí. Intentaré estar con mis amigos y, sobre todo, que el futuro se me arregle lo antes posible, porque me gusta la estabilidad, saber dónde voy a estar.

Pero el primer destino es el Atlético de Madrid. Los representantes están para esto. No he hablado con ellos de mi futuro, sé que se han puesto en contacto con el Atlético de Madrid y me imagino que en los próximos días se comenzará a hablar más en firme del futuro. Ahora no me preocupa mucho eso, sino disfrutar del trabajo del año.

¿Preguntar por su futuro es una tontería? Más que una tontería, es algo incierto ahora. No tengo ni idea. Seguro que tengo que volver a Madrid porque tengo contrato con el Atlético, pero habrá que hablar con ellos, saber lo que opinan y a partir de ahí, tomar decisiones.

¿Lo que se planteó cuando llegó a Osasuna lo ha conseguido? Sí. Me gusta marcarme metas altas y complicadas de conseguir, pero es buena la exigencia, siempre soy una persona que se exige mucho. A principio de temporada me marqué unos retos y creo que los he conseguido.

¿No aparecer en los planes del seleccionador ha sido una de las decepciones? No, al contrario. No sirve de nada quejarse, esto sirve para animarte, para seguir haciendo las cosas bien, trabajar más. El seleccionador ha tenido a sus jugadores y no he estado entre ellos. A mí este año me sirve para saber que he hecho las cosas bien y debo seguir mejorando.

En esta buena temporada, sus números como goleador son importantes. Sí, como he dicho alguna vez, para mí esta temporada ha sido una de las más completas a nivel individual y lógicamente estoy contento. Cuando marcas goles es porque te sientes cómodo en el equipo y yo lo he estado desde el primer momento. Estoy contento por el rendimiento individual, pero sobre todo por el colectivo, porque al final todo ha servido para que el equipo haya podido estar tranquilo y peleando también por algo más.

¿Cree que a Osasuna se le da todo el mérito que tiene tras haber estado hasta el último momento luchando por la Liga Europa? Cualquiera que sea un poco inteligente se da cuenta de que a Osasuna nunca se le tiene en consideración en ese sentido. Hemos estado todo el año peleando por estar en Europa y nunca se nos ha mencionado hasta la última jornada. Es una cosa que no nos importa, porque lo que queremos es hacer las cosas bien y que los elogios se los lleven otros. Hay equipos que han hecho una temporada bastante peor que la nuestra y les han dado bastante más cancha.

¿La experiencia de esta temporada de Osasuna es el ejemplo a seguir para obtener resultados similares? ¿Es la combinación de cantera, calidad y compromiso la que se debe explorar? Yo siempre he dicho que ojalá en la plantilla del primer equipo pudiera haber diez jugadores del filial. Pero esto tampoco quiere decir que la gente que vaya a venir de fuera no defienda esta camiseta. Al igual que yo he vivido lo que es este club desde pequeño, la gente que viene ahora de abajo sabe lo que son los valores. Pero esto son épocas, hay algunas en las que los jugadores que vienen de abajo sirven y otras en las que no. Lo más bonito sería que el primer equipo se pudiera nutrir de la gente que viene de abajo, porque los que están en el filial se darían así cuenta de que están a un paso de cumplir el sueño que tiene todo el mundo: jugar en Primera.

¿Qué nota se pondría a sí mismo tras esta campaña? Más que nota diría que estoy en uno de los mejores momentos de mi carrera, físicamente me encuentro muy bien y la experiencia hace mucho. El hecho de haber jugado tantos partidos me ofrece eso, saber afrontarlos de otra manera. Notas que hay que aprender de lo malo y, sobre todo, de las cosas que te salen bien, ir mejorando.

¿Las recompensas de la vida cotidiana en Pamplona y en Osasuna son para usted lo más satisfactorio de este regreso? Sí, porque al final es lo que te queda. El fútbol me ha dado y me dará muchas cosas, pero hay otras que tengo que cuidar. Si no me comporto bien con la gente y no soy una persona normal, como creo que lo soy, toda la gente que está cerca de mí desaparece. Si en algo tengo cuidado es en esto, en cuidar a la gente que tengo a mi alrededor. No me considero más que nadie; al contrario, no quiero llamar la atención. Si me voy contento con algo es con que la gente ha captado más a la persona que al jugador. La afición ya sabía lo que podía dar como futbolista, pero se ha dado cuenta de cómo soy como persona y eso es lo que verdad me importa.

¿Se le puede dar alguna esperanza al aficionado de Osasuna de estar aquí? Hay que ser consciente de que tengo contrato en otro sitio. Esta temporada todo ha salido muy bien, pero el Atlético tiene la primera palabra de todas y, a partir de ahí, hay que ver. Nunca cierro todas las puertas, el año pasado también parecía que no podía estar y al final pude venir.

Tras esta gran temporada, algunos le siguen descubriendo como jugador por ahí fuera... ¿Así son las cosas del fútbol? Alguno se sorprende..., llevo unos cuantos años jugando, aquí es donde mejor se me conoce, saben hasta qué punto puedo dar. No me importa lo que comente el resto de la gente, cuando hago las cosas, las hago por mí, por la camiseta que visto y por la gente que está al lado de mí a la que algunas veces le toca sufrir sin tenerlo que hacer. No hago las cosas ni para dar un golpe sobre la mesa ni nada por el estilo, soy un profesional y me gusta hacer las cosas bien en el sitio que sea.