La tormenta perfecta se desencadenó en Valencia. Iba tomando forma, hinchándose y creciendo por la coincidencia de los resultados favorables de los rivales directos en la lucha por la permanencia. También Osasuna, que venía de ganar hace una semana y de confirmar sus síntomas de recuperación, podía poner de su parte para precipitar los acontecimientos. Al equipo de Arrasate le salió todo bien. Expuso mucho de su parte porque supo ponerle un cepo al fútbol rapidísimo del Levante, aprovechó uno de sus dos remates a puerta para convertir un gol y se sostuvo en el partido por la actuación sobresaliente de su portero. Si siempre se puede encontrar un pero en noventa minutos, Sergio Herrera le echó ayer un pulso a la perfección. Dos paradas excepcionales en el primer tiempo impidieron dos goles del Levante y en el segundo, en el cúlmen de la fantasía para un cancerbero, desvió un penalti a uno de los jugadores de moda del campeonato, Morales.

Sergio Herrera fue el gran protagonista, pero no le quitó brillo al papel de Budimir, el goleador que también fue decisivo. El delantero croata se está convirtiendo en el artillero del equipo y asocia a su presencia siempre a alguna ocasión para marcar. El croata formó parte del grupo de agitadores que Arrasate sacó al campo mediado el segundo tiempo y que le dieron la razón con su aparición. Budimir estaba solo en el sitio oportuno, esperando conectar con Kike Barja, otro de los recambios, y el centro del canterano fue dirigido a la red por el ariete -su zurdazo no fue limpio, pero el gol fue perfecto- con la dosis de fortuna suficiente que acompaña a los jugadores con estrella. Un dulce para un encuentro con más emoción que juego, como suele ser común en la segunda vuelta de la Liga.

El chaparrón de sucesos de ayer ha avivado todavía más la situación de Osasuna en la clasificación, que se pone a cuatro puntos del descenso y que confirma que existe una reacción de verdad. En el momento más oportuno se volvió a ganar y eso es un buen síntoma.

El primer plan de Osasuna ante el Levante fue no perder el sitio y, a partir del orden y la cohesión -jugadores muy juntos en la faena de defender-, no caer en las trampas de un contrincante que favorece el desorden y que sabe buscarse la vida en cuanto encuentra un espacio sin dueño, listo para la ocupación. Un encuentro con el libro de la táctica aprendido y sin concesiones era la idea, y el planteamiento salió porque Sergio Herrera fue vital en dos remates del Levante que se iban para dentro. En el primero, saltó como un gato para mandar a córner un cabezazo de Malsa -el único ataque aéreo con triunfo visitante-; y en el segundo, fue uno de sus pies el que sacó un disparo casi a bocajarro de Duarte, en otra acción con enredo de la zaga. Herrera comenzó a ganarse su cuota de protagonismo, que luego fue estrellato.

Dentro del severo reparto de misiones que decidió Arrasate, Moncayola fue capaz de cumplir con su primer guión -rigor tras la empalizada- y también volar como un espíritu libre. Con Lucas Torró como medio centro específico para el anclaje, el canterano dio rienda suelta a su poderío para aparecer en posiciones de ataque por cualquiera de los dos flancos, más como asistente que de rematador. Sin embargo, en esta segunda misión firmó el único remate de los rojillos entre los tres palos y solitaria oportunidad del primer tiempo. Moncayola utilizó su fortaleza para golpear el balón a media altura en un gesto difícil y obligar a Aitor, el meta local, a intervenir. Fue la aislada presentación del juego de ataque de los rojillos, que se marcharon al segundo tiempo con más aire y menos problemas que los vividos mediada la primera mitad, porque el Levante dejó de tener tanto tiempo el balón y cuando lo tuvo, no supo qué hacer.

Arrasate y Paco López se retaron en el segundo tiempo desde lo cambios, cada uno retocando a su equipo a partir de los hombres del banquillo. Osasuna no estuvo mal en la reanudación, con una oportunidad incluida para Íñigo Pérez, aunque la aparición de Morales, Bardhi y De Frutos se tradujo en un dominio local. Arrasate respondió con Budimir, Kike Barja y Manu Sánchez en el césped, y con tres minutos en el campo de los dos primeros se armó la jugada del gol. Ni cinco minutos pudieron disfrutar los rojillos sin llevarse un susto porque un penalti de Juan Cruz, por lanzarse a una pugna en una acción tan entusiasta como innecesaria, anunciaba lo peor. Sergio no tembló y repelió el lanzamiento de Morales. También hizo una dedicatoria. Es el privilegio reservado a los héroes.

Ficha Técnica:

Ficha Técnica:

0 - Levante: Aitor, Miramón (Son, m.86), Duarte, Vezo, Toño (Clerc, m.82), Malsa, Rober Pier (Bardhi, m.63), Radoja, Rochina (De Frutos, m.63), Sergio León (Morales, m.63) y Dani Gómez.

1 - Osasuna: S. Herrera; Nacho Vidal, Aridane, David García, Juan Cruz; Moncayola (Unai García, m.87), Torró, Íñigo Pérez (Manu Sánchez, m.71); Roberto Torres (KIke, m,.71), Calleri (Budimir, m.71), Rubén García (Oier, m.81).

Gol: 0-1, m.74: Budimir.

Árbitro: Santiago Jaime Latre (C. Aragonés). Amonestó por el Levante a Toño, y por el Osasuna a Calleri y Moncayola.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander disputado en el estadio Ciutat de València sin espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Enrique Pérez 'Pachín', exentrenador del Levante y exjugador de Osasuna y Real Madrid, fallecido esta semana.