"La escuela del siglo XXI debe preparar al alumno para un mundo incierto"
Con más de 25 años de experiencia en liderazgo y gestión del cambio e innovación educativa, el economista catalán Xavier Aragay Tusell asesora a San Fermin ikastola en su proceso de transformación educativa. El director de la consultoría Reimagine Education Lab (afincada en Catalunya y de reconocido prestigio internacional) apuesta por situar a la persona en el centro de la educación. “Hay que relativizar los contenidos y volver a la esencia de la educación. Los contenidos son una herrramienta para educar personas. La persona ha de volver al centro, de donde no debía haber salido nunca”.
Muchos agentes creen que la próxima década se darán las transformaciones más profundas en el mundo educativo. ¿Comparte esta opinión?
-Sí, pero antes me gustaría situar dónde estamos. La educación aún está en el siglo XX y la covid, además de una crisis de salud y económica, ha sido una crisis educativa. Durante estos casi dos años hemos gestionado la situación muy bien. Y en ello seguimos. Pero la covid va a desvanecerse, no sé cuando si en 2022 o en 2023, pero lo hará, y entonces la educación deberá ponerse al día, deberá transformarse. El covid nos ha hecho ver que la escuela estaba cada vez más desconectada de los cambios que el mundo está viviendo. El mundo en dos años ha pegado un bote de diez. La educación tiene un gran reto por delante. En esta década vamos a construir la escuela del siglo XXI, la que se adecue a preparar al alumnado para afrontar un mundo complejo en el que hay que desarrollar todo lo humano que llevamos dentro. Para ello se requiere del liderazgo de los equipos directivos de las escuelas, que deben tomar el timón y fijar la estrategia para la próxima década. Estamos entrando en una década de cambios profundos y debemos anticiparnos.
¿En qué se basa la transformación que plantea?
-Se trata de cambiar la mirada. Hay mucha gente preocupada porque en estos dos años el alumnado ha perdido parte del currículo. Probablemente sí, pero creo que es un desastre limitar nuestro enfoque al currículo. Han recibido aprendizajes vitales, que son mas importantes, y los han tenido que hacer de forma acelerada. Tenemos la mirada puesta en el currículo, en los contenidos. Y dada la velocidad de cambio del mundo, la mitad de los contenidos que un alumno aprenda literalmente va a quedar obsoleto en los próximos años. Hay que relativizar los contenidos y volver a la esencia de la educación. Los contenidos son una herramienta para educar personas. La persona ha de volver al centro, de donde no debía haber salido nunca, pero lo hizo.
¿Es posible aplicar esta revolución y a su vez cumplir el currículo y las exigencias del sistema?
-Por primera vez la nueva ley de educación está alineándose con esto, no es exactamente esto, pero lo favorece. Establece un currículo más ordenado, hablan de aprendizajes básicos, se empieza a hablar del perfil humano de salida del alumno, proponen trabajar por ámbitos y no por asignaturas... Pero evidentemente las leyes no resuelven, ayudan o no a promover los cambios, pero quien debe liderarlos son los centros. No se trata tanto de un encaje sino de empezar un proyecto de transformación profunda de la escuela. En mi proyecto Horizonte 2020 transformé ocho escuelas de Jesuitas en Catalunya muy clásicas en escuelas innovadoras. Hay centenares de escuelas en el mundo que lo están haciendo. San Fermin ikastola está inmerso en un proyecto de transformación profunda para los próximos diez años y les estamos asesorando. Claro que habrá que superar unas pruebas pero nosotros no podemos dejar a una niña de 3 años en la escuela pensando que tendrá que hacer un examen de Selectividad al cabo de 15 años. Porque igual ya no existe la Selectividad o es distinta. El objetivo no es el examen, el objetivo es hacer personas.
Usted habla de reimaginar la escuela. ¿Cómo se imagina usted la escuela del siglo XXI?
-La escuela es un paisaje fijo pero hay que reimaginarla. Tendrá estudiantes, profesores, familias, metros cuadrados... pero se puede organizarlo todo de otra forma. Podemos organizar los grupos de otra forma, mezclar profesores y alumnos, podemos trabajar por proyectos de forma creativa... Reimaginar la escuela es crear un lugar al que vas emocionado, dispuesto a descubrir, del que sales con más curiosidad de la que entras. Actualmente la escuela es un lugar muy rígido, hay que flexibilizarla, dejar que fluya, que sea un lugar de vida y aprendizaje, pero si por la obsesión por el aprendizaje matamos la vida... No se trata de meter en la cabeza el currículo, se trata de sacar de dentro de cada persona aquello lleva y aquello que es. La neuraciencia ya nos ha dicho que es imposible que todos los alumnos aprendan al mismo ritmo y las mismas cosas, que cada un tiene sus propios ritmos. La escuela es un lugar de encuentro, de desarrollo. No todos van a llegar al mismo sitio pero hay que trabajar para que cada uno llegue donde más lejos pueda. Hay que fortalecer el interior para que cada uno saque el máximo que tiene dentro. No puede ser que nuestros chicos y chicas salgan de la escuela y de la universidad sin saber quiénes son, qué quieren, sin saber gestionar sus emociones, sin saber trabajar colaborativamente con los otros. Esto es básico. Esto son aprendizajes vitales y la escuela debe centrarse en esto. No digo que no deban aprender matemáticas, inglés, lengua... Han de aprender esto con sentido y significativamente. Tiene que aprender a aprender. Hay datos que dicen que la mitad del alumnado cuando sale de la universidad aún no saben cómo aprenden. Y esto es terrible porque el aprendizaje se da a lo largo de la vida. Y además cada persona aprende de una forma distinta y hemos de ayudarles.
¿Esta escuela del siglo XXI necesita más inversión?
-Es evidente que la sociedad debe invertir más y dedicar más recursos a la educación porque es la mejor herramienta que tenemos para mejorar la sociedad y las personas. Ahora bien, con los recursos que tenemos podemos hacer muchísimas cosas y hacerlas de forma distinta. Tiene que venir más recursos, sí, pero los que vengan los tendremos que distribuir de otra forma.
A priori parece más fácil realizar esta transformación en centros con plantillas estables. Esto es un obstáculo para la escuela pública.
-Sí uno de los problemas la enseñanza pública es la falta de estabilidad de los equipos. Cuando nos reunimos con autoridades les decimos que la pública, para que avance, además de recursos necesita una estabilización de las plantillas. Este es uno de los frenos pero aún así hay públicas haciendo cosas muy interesantes.
Y requiere la implicación de docentes y familias, ¿cómo convencerles?
-El cambio hay que trabajarlo con todos: docentes, estudiantes, familias y el entorno (empresas e instituciones). Las familias aún creen que sacar buenas notas es garantía de éxito futuro o de ascensor social, pero cuando preguntas a las empresas cómo seleccionan a las personas te dicen que nunca miran las notas. Para una empresa el título universitario es una condición pero lo que les interesa es saber quién eres, qué deseas, qué aportas... . La educación es importante pero no para sacar buenas notas sino para construir personas para que puedan vivir y trabajar en unas empresas que requieren algo completamente distinto. Hay un desajuste típico de un momento de cambio. Hay familias a las que les da miedo porque están ancladas en el pasado y no ven que lo importante es construir personas, y las empresas tienen claro que quieren gente que sepa buscar soluciones, que sea creativo, que no genere problemas... Es importante que hablemos de ello y que las escuelas y universidades sean capaces de ayudar a las personas a saber quiénes son, a construirse adecuadamente, y a la vez a que aprendan aquello necesario para desenvolverse.
Hay quien cree que se ha perdido la cultura del esfuerzo y considera estas propuestas innovadoras poco más que ocurrencias.
-Esto es muy propio de los momentos de cambio. La incertidumbre del futuro hace que haya gente que considere que el pasado era mejor y defienden aquello de que la letra con sangre entra. Les parece más seguro y creen que se está perdiendo la cultura del esfuerzo. Nunca las soluciones de la humanidad han venido por volver atrás. Se trata de recoger lo bueno que se ha hecho hasta ahora pero mirar adelante, a 2030. Y volver a centrarnos en la persona y ayudarle a desarrollarse. Hay que tener tranquilidad, mirar a tus hijos e hijas y ver qué necesidades tienen, en qué mundo viven y cómo les podrás ayudar.
En los últimos años existe un debate potente sobre el papel de las tareas escolares, ¿cuál es su opinión?
-Recientemente se ha publicado un estudio muy completo que concluye que las tareas en Primaria no aportan nada al aprendizaje. Las tareas repetitivas nada y como mucho las tareas reflexivas. Las familias han de comprender que trabajar dos horas más en casa no aporta nada. Hay que empezar a decirlo. Acumular no es la solución frente a la inteligencia artificial. No podemos competir contra ella con conocimientos, porque siempre nos ganará, sino con creatividad y humanidad. Se trata de seleccionar los conocimientos que nos ayuden a construirnos como seres humanos. La inteligencia artificial nunca va a ser creativa, nunca va a saber gestionar las emociones ni la empatía. Eso es lo que debemos potenciar.
Formación. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Barcelon, cuenta con estudios de máster y posgrado. Colabora con diversas instituciones universitarias.
Amplia experiencia en gestión educativa. Autor del libro Reimaginando la educación, consultor internacional, y director en Reimagine Education Lab, Aragay tiene más de 25 años de experiencia en liderazgo y gestión del cambio e innovación educativa. Ha transformado instituciones como Fundació Jesuïtes Educació (ocho escuelas), Universitat Oberta de Catalunya, U. Politècnica de Catalunya yVall Hebron Institute of Oncology
“La mitad de los contenidos que el alumnado aprenda literalmente quedará obsoleto en los próximos años”
“No se trata de meter el currículo en la cabeza sino de sacar de cada persona aquello que lleva y aquello que es”
“La inteligencia artificial nos gana en conocimientos pero nunca será creativa ni sabrá gestionar emociones”