Síguenos en redes sociales:

Los ciberdelitos sexuales a menores se disparan por el mal uso de la tecnología

Expertos achacan la subida a que muchos no son conscientes de los riesgos

Los ciberdelitos sexuales a menores se disparan por el mal uso de la tecnología

Las fuerzas de seguridad advierten de que los abusos sexuales a menores cometidos en internet están en preocupante aumento, empujados vertiginosamente por la hiperconectividad de los adolescentes a las pantallas y su poca educación digital y sexual. Los agentes lo tienen claro: “La sociedad no es consciente ni del problema real ni del peligro “, advierte Cristian Martínez, guardia civil especializado en delitos sexuales en internet. Como él, el policía Sergi Ibáñez, del Grupo I de Protección al Menor de Ciberdelincuencia, pone el foco en el “uso, mal uso y abuso” de muchos adolescentes con las tecnologías en la mayoría de los casos sin saber los riesgos de sus conductas frente a una pantalla.

La vergüenza y la culpa de haber sido engañados o chantajeados con alguna imagen íntima completan el vicioso círculo que deja en cifras ocultas la realidad de estos ciberdelitos sexuales.

Hace apenas unas semanas el Gobierno aprobó el anteproyecto de ley de protección del menor en entornos digitales, una iniciativa que, aún en fase de consulta pública, pretende entre otras medidas, crear una orden de alejamiento virtual para los que cometan delitos contra los menores y penalizar la difusión de imágenes o audios de contenido sexual o vejatorio generadas con inteligencia artificial.

En España los abusos sexuales a menores para producir pornografía son cada vez menores, pero por contra cada vez se genera más contenido sexual y se cometen más agresiones en el entorno digital mediante técnicas de grooming.

Unas prácticas que tienen como fin conseguir material sexual de un menor a través de internet e, incluso llegar a mantener un encuentro físico, en un proceso en el que la víctima es engañada y, al mismo tiempo, embaucada para que mantenga ese relación en línea en secreto.

Así lo exponen Javier Izquierdo, inspector de Policía Nacional adscrito a la Unidad de Ciberdelincuencia, y Cristian Martínez, guardia civil miembro de la sección de protección sexual infantil de la UCO.

En el anonimato de la red, el groomer es, en la mayoría de los casos, un joven de entre 18 y 25 años, según revelan los agentes que apuntan que la hipersexualización de la juventud, unido a los algoritmos de las redes sociales y su afán por descubrir lo desconocido propio de la edad está dando como resultado un perfil de consumidor de pornografía cada vez más joven. Y, lo peor, un perfil de abusador sexual también más joven, una vez que considera insuficiente solo consumir material pornográfico.

En estos delitos cometidos por medios telemáticos se incluyen no solo los de naturaleza sexual –pornografía, grooming, sexting o acoso sexual– sino también otras tipologías penales como las amenazas, las calumnias, injurias o la usurpación de identidad. La tendencia al alza, aunque aún sumergida, de potenciales cibervíctimas menores no extraña a las fuerzas de seguridad que desde hace unos años constatan una explosión del cibercrimen, con las estafas en línea en la cúspide y que suponen ya el 70% de toda la delincuencia virtual.