Mario Rubio Idoate, médico pamplonés de 24 años, ha iniciado su residencia en Medicina de Familia con la satisfacción de haber podido elegir tanto la especialidad como el centro de salud y el hospital que deseaba. Su destino será el Centro de Salud de Ardoi y el Hospital García Orcoyen de Estella, una elección que, según reconoce, puede parecer “contraintuitiva”, pero que defiende por la calidad de la formación que, a su juicio, ofrece un entorno más cercano y personalizado.

Rubio considera que la cercanía con los pacientes es uno de los grandes valores de la atención primaria, frente al ambiente "un poco hostil" de un hospital. A su juicio, el hecho de que el centro de salud sea un espacio familiar y accesible facilita el vínculo con el paciente, lo que repercute positivamente en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento. “Conocer su historia te ayuda mucho. Y el hecho de poder verlos todas las semanas con flexibilidad también”, añade.

Desde el inicio del proceso tenía claro que quería dedicarse a la Medicina de Familia, lo que le permitió preparar el examen MIR con mayor tranquilidad. “He podido elegir el centro y el hospital que quería”, señala. En el caso del Hospital de Estella, explicó que, pese a parecer una elección poco intuitiva, especialmente para quienes no conocen el ámbito de la atención primaria, varios residentes le habían trasladado buenas impresiones. Subraya el carácter “familiar” del hospital y la implicación de los especialistas con los residentes, así como el hecho de no compartir rotaciones con otros especialistas, lo que permite “trabajar mano a mano con los especialistas”, especialmente en servicios como urgencias.

Vocación por la medicina de familia

Sobre la especialidad elegida, defendió que, pese a que Medicina de Familia arrastra una imagen negativa en algunos ámbitos, cada vez más profesionales optan por ella por convicción. “Tiene mala prensa, pero también hay centros que no están tan mal y mucha gente la elige porque realmente quiere”, apunta. En su caso, valoró especialmente la versatilidad que ofrece esta especialidad, ya que permite desempeñarse en áreas como urgencias, cuidados paliativos, salud rural o salud mental. “No me gusta especializarme en algo concreto, me gusta saber un poco de todo”, explica, destacando también su interés por la geriatría o la cirugía menor.

También puso en valor la autonomía profesional que permite la especialidad: “Realmente te puedes dedicar a lo que quieras dentro de la Medicina de Familia”, afirma, aludiendo a prácticas como las ecografías, infiltraciones o pequeñas intervenciones quirúrgicas que se realizan en los propios centros de salud.

Respecto al proceso de elección, reconoció que fue exigente, especialmente al tener que escoger tutor y centro de salud entre 24 posibles opciones en Pamplona. “Todo el mundo te quiere dar un consejo, a veces contradictorios, han sido días intensos”, relata. Aun así, aseguró sentirse aliviado y tranquilo por haber podido optar a lo que realmente quería.

Por último, reflexionó sobre el proceso de preparación del MIR, del que destacó el apoyo recibido por parte de su entorno. “Tenemos la suerte de que esta carrera es muy reconocida socialmente. Todo el mundo se interesa, incluso gente con la que no tienes tanta relación. Se agradece mucho ese cariño”, concluye.