Tras dos años de inactividad, la entrada a la iglesia San Lorenzo ha acogido de nuevo el chupinazo de la emblemática rúa del Casco Viejo, que contó con la presencia del alcalde y alcaldesa de la calle San Lorenzo, Oier Zuñiga y Ainhoa Unzue. “El día 10 de agosto es uno de los días más importantes del año desde que soy txiki. He vivido estas fiestas en distintas etapas de mi vida y aún así, los nervios me invaden en los días previos”, reconoce Unzue, miembro de la Comisión desde 2011.

Las fiestas de San Lorenzo se llevan celebrando desde hace más de 30 años. Los primeros miembros del comisionado sostuvieron este significativo día durante dos décadas hasta que Oier Zuñiga y Ainhoa Unzue, alcalde y alcaldesa, tomaron el relevo. Ahora son ellos quienes se encargan de acudir a los actos institucionales y hacer los preparativos. 

Aunque el festejo dure un día, “los días previos suelen ser estresantes”. “Hay muchas tareas que realizar y somos pocos en la Comisión de fiestas”. Ante esta realidad, la alcaldesa prefiere quedarse con lo positivo: “Los que somos estamos muy comprometidos, y eso es lo importante. Son tal las ganas por sacar adelante este simbólico día que todo el mundo cumple con las tareas asignadas”. 

A diferencia de otras fiestas, las de San Lorenzo están llenas de tradición. Como es habitual, el día 10, la emblemática calle acoge a la cultura de la mano de Jarauta 69, el grupo Ortzadar, dantzantes de San Lorenzo o los gaiteros de Iruña. 

Este año han contado con una novedad. A las 12.00 horas, antes del chupinazo se ha celebrado un concurso de tortilla de patatas donde los verdaderos protagonistas han sido los vecinos. “Lo más bonito de este participativo día es la unión que se crea entre distintos grupos de edad. Aunque los años pasen, las fiestas de San Lorenzo seguirán siendo un festejo por y para el pueblo”.