A Carolina Durante le ha tocado nadar a contracorriente desde que echó a andar en 2017, pero los cuatro chavales de Madrid (Diego Ibáñez a la voz, Mario del Valle a la guitarra, Martín Vallhonrat al bajo y Juan Pedrayes a la batería) han logrado posicionarse como una de las bandas más importantes de su generación. Ahora llegan a Pamplona para dar inicio a la séptima edición del festival Santas Pascuas 2022 junto a los teloneros Monte del Oso.

Carolina Durante es un grupo reciente formado por jóvenes, ¿cómo ven el panorama musical actual?

–Después de la pandemia creemos que se ha quedado un poco estático, parecía que iba a mejor de alguna manera, pero al final ahora mismo no sabemos muy bien si la música en directo se está desarrollando como nos gustaría, es un momento difícil. Está todo mucho más centrado en el streaming, tanto por parte de promotores como por parte del público. Nosotros somos fieles defensores de la música en directo y nos gustan las bandas de guitarras. Vemos que las guitarras están relegadas a un circuito más underground, que está bien, pero creo que el formato de los festivales se come la escena. Después de la pandemia no vemos a la gente con tantas ganas de comprar entradas para salas y conciertos, y sí vemos más tendencia a comprar lo que ofrecen los festivales. Eso tiene sus pros y sus contras; para las guitarras no está siendo bueno. Pero es lo que hay. Dentro de lo que cabe, a nosotros nos va bien, pero creo que era mejor la dinámica que había antes de la pandemia. 

Desde que el grupo echó a andar ha dado un salto astronómico incluso con una pandemia de por medio. ¿Cómo ha sido esa evolución?

–Ha sido un proceso bastante rápido y con dificultades para adaptarnos. Un parón tan brusco como el de la pandemia también te menea, pero lo vivimos como podemos, juntos e intentando hablar las cosas entre nosotros. Evidentemente, el crecimiento del grupo implica una evolución de infraestructura, técnica y música. Ha sido un cambio tan grande que la evolución no ha sido solo a nivel profesional, también personal. 

¿Cuál diría que es la esencia de Carolina Durante?

–Cuatro amigos que tocan instrumentos de una manera relajada y desenfadada, divertida y sin pretensiones. Lo único que queremos es pasarlo bien y hacerlo pasar bien a la gente. Creo que es lo que ofrece nuestro grupo, algo que no se ve tanto en el resto de la escena: la clásica banda de varios amigos que se juntan, cogen instrumentos, se lo pasan bien y transmiten esa energía al público. Es lo que nosotros hemos mamado y es lo que hacemos. Ahora mismo es una forma de ver y hacer la música que está relegada a un circuito más underground

En otra entrevista comentaban que les encantaría llegar al Wizink Center algún día, un objetivo que cumplen en enero. ¿Estos cinco años han sido un sueño cumplido?

–Claro. Son objetivos que se han ido viendo factibles poco a poco. El primer objetivo, como Los Punsetes eran un grupo referencial, era tocar con ellos. En el séptimo concierto que dimos les estábamos teloneando en el Ocho y Medio de Madrid. Después era poder tocar allí, y antes de sacar el primer disco habíamos llenado dos veces la sala. Son objetivos que hemos ido haciendo y vamos viendo factibles. Ahora es el Wizink Center, para sacarnos esa espinita que teníamos. Y seguir haciendo música, pasándolo bien, no perder la cabeza ni la esencia de la banda. Creo que ahora es el momento, después de este crecimiento tan veloz, de hablar entre nosotros y ver qué queremos hacer. La fase de crecimiento está llegando a su fin y ahora toca mantenerse. 

¿Qué les aporta personalmente formar parte de Carolina Durante?

–El ir cumpliendo estos sueños y objetivos los cuatro juntos es súper gratificante. Y poder dedicarnos y vivir de esto, algo que nos gusta y nos resulta cómodo, con lo que no nos sentimos completamente alienados. Eso es un gran aporte, sobre todo viendo a nuestros colegas, que lo pasan mal para pagar el alquiler, se tienen que enfrentar a despidos, a jefes de mierda… Es un privilegio gigante desde el punto de vista laboral. 

¿Escenarios o estudios? 

–Escenarios, por favor. Este último disco ha sido más gratificante que el resto de grabaciones, en las que estábamos más perdidos. Cada vez estamos más cómodos en el estudio y tenemos muchas ganas de dar un paso más. Pero somos muy de escenario. Quizás el siguiente paso es encontrar esa gratificación también en el estudio, prestarle atención a eso y darles mimo a las canciones, porque eso obliga a evolucionar en directo para poder defender en el escenario lo que has ideado en el estudio. Nuestras grabaciones, incluso con las que menos contentos estamos, funcionan súper bien. Es más una gratificación personal para estar contentos con el sonido. Con este disco lo hemos conseguido, estamos muy satisfechos con cómo suena. 

¿Qué es el éxito para el grupo?

–Para nosotros el éxito es la gratificación de estar haciendo lo que nos gusta y poder vivir de ello. Esa sensación de no tener que trabajar para otro. Aunque dedicamos tiempo, esfuerzo y trabajo y muchas veces hacemos cosas que no nos apetecen, es esa sensación de estar al mando de nuestro proyecto, con nuestros amigos. Eso es exitoso. Y que la gente venga a vernos, disfrute con lo que hacemos y nos haga caso. Es muy gratificante. 

Después de esta gira, ¿hay algún proyecto nuevo sobre la mesa?

–Sí, estamos pensando en seguir grabando y en un tercer disco. Tenemos que pensar mucho en qué es lo que queremos hacer, no queremos que sea algo automatizado. Que sea una decisión consciente. No queremos precipitarnos a seguir grabando, porque eso nos está haciendo no disfrutar de las canciones. Lo que necesitamos es pensar y hablar entre nosotros.