Juan Ángel Arana Loperena, al que en su entorno llaman Juantxo, es un hombre muy conocido en el mundo navarro de la competición de caza de becadas, porque lleva participando en los torneos más de dos décadas y, habitualmente, su nombre suele aparecer en la parte noble de las clasificaciones. Sin embargo, y pese a contar en su haber con varios segundos y terceros puestos, nunca había pisado el cajón más alto del podio. En el campeonato navarro celebrado a finales del pasado año, Arana fue el mejor, al haber abatido tres becadas de tres disparos. Pero la victoria se le escapó de entre los dedos, porque, al haberse registrado un empate, él sufrió la penalización de haber llegado a la final por sorteo, después de no haber hallado becada en la clasificatoria de Erro. Una decisión que, además, él mismo ayudó a fijar hace años, para que se dispusiera de un sistema más justo con los cazadores que competían en la final de Sabaiza tras haber realizado una captura en Erro.

El palmarés de este cazador nacido en Abaurrea Alta, aunque vecino de Artajo, estuvo a punto de estrenarse hace una década, cuando rozó el podio en el único campeonato de España al que había acudido hasta ahora. En la localidad asturiana de Tapa de Casariego, ocupó la cuarta posición. Un resultado nada desdeñable para ser su primera incursión en una final nacional, a pesar de que ese logro queda ahora eclipsado por lo cosechado el pasado 20 de enero. En la Reserva Nacional de Caza de Sonsaz, en la Comunidad de Madrid, Arana, de 51 años, vio cumplido su sueño.

Entre los 45 cazadores masculinos que luchaban por erigirse en el nuevo campeón español, el navarro ganó al acceder al control con tres becadas abatidas de cuatro disparos. En realidad, a las tres las capturó de únicos disparos, pero erró otro en una captura que, finalmente, terminó en la saca del gallego Antón Moure, segundo clasificado, con tres becadas y cinco disparos. El podio lo completó el vasco Ricardo Ortiz, que abatió dos ejemplares de dos disparos. Ese mismo resultado obtuvo Alberto Fonseca, el flamante campeón navarro, aunque se quedó sin subir al podio por entrar al control tres minutos más tarde que Ortiz.

Arana reconoce que, si mira atrás, en varias ocasiones tuvo victorias al alcance de la mano que, finalmente, se desintegraron por errores que cometió. “Cuando compites en caza, debes tener en cuenta que hay que valorar un conjunto de cosas, entre las que están los nervios. Has de demostrar serenidad a la hora de terminar los lances, y yo sé que ha habido veces en las que las prisas y los nervios me jugaron malas pasadas”, relata. Del mismo modo, subraya que el haber llegado hasta lo más alto de esta modalidad no ha sido nada fácil. “En Navarra hay muchísimo nivel; diría incluso que somos una de las comunidades con el nivel más alto, porque tenemos a cazadores muy finos, que se preparan muy bien los campeonatos y que se lo toman muy en serio. Y en la obtención de resultados, eso se acaba notando”, apunta.

Razón no le falta, a juzgar por los nombres propios de navarros que han despuntado en esta disciplina, comandados por el incontestable Juan Mari Esáin, con 14 campeonatos navarros y 9 nacionales a sus espaldas. “Aquellos que suelen cazar en bosque, de manera más limpia, no poseen la experiencia que tenemos los navarros, que nos tenemos que adaptar a montes de mucha dificultad. Y nuestros perros, también. Todo eso hace que siempre partamos como favoritos y seamos algo así como los rivales a batir”, confiesa.

La mención a Esáin no es baladí, ya que, en parte, fue gracias a él que Arana se inició en el mundo de la competición, apenas cinco años después de haber comenzado a cazar becadas. “Acudí de juez con él a alguna competición y eso me animó a entrar yo también de lleno. Y aquí seguiré hasta que me aguanten las piernas, porque es algo que me gusta y, además, se vive un ambiente muy bueno”, alega. Las piernas, precisamente, le dieron un susto un par de semanas antes de la final de Madrid, ya que padeció una pequeña lesión en el sóleo de una de ellas. “Es final de temporada y los achaques empiezan a salir. Dos semanas antes, iba medio cojo y, cuando vi la zona de caza el fin de semana anterior a la prueba, me di cuenta de que era un terreno difícil y que las cosas no pintaban muy bien. Pero conseguí darle la vuelta a todo”, afirma.

En esa victoria, que dedica a sus padres, su pareja y sus hijos (“a ellos les robo el tiempo que dedico a la caza”, comenta), ejerció un papel importantísimo su perro, un setter inglés de seis años y de nombre Bat de Gazteluzar. “Es un perro que nació en mi casa, hijo de perros de la línea que crío yo desde hace años”, remarca, al tiempo que pone en valor haber alcanzado la gloria con él a su lado. “Me hizo mucha ilusión ganar con un perro al que había criado y al que le había enseñado a cazar. Bat es un perro muy completo en todo: tiene una mentalidad cazadora, mucha pasión y una gran resistencia en el monte, porque le puedes meter las horas que quieras, que él nunca te falla”, cuenta.

A su juicio, esta clase de perros debería tener más consideración entre los cazadores. “Se suele dar mucho realce a los perros de modalidades de pruebas que duran entre 15 y 20 minutos. Pero en las becadas, las pruebas duran seis horas. Como cazador y criador, creo que tenemos que valorar también a este tipo de perros. Al final, estamos haciendo una transformación en las razas de perro, al seleccionar ejemplares muy rápidos, que lo dan todo en 20 minutos. Cada vez se ven más perros que, a media mañana, se han desfondado y han perdido la motivación de seguir cazando. Yo, como cazador, quiero a un perro que tenga mentalidad y resistencia”, sentencia.

Bat, sin duda, fue una gran ayuda el día de la final, donde en 1.800 hectáreas se reunieron 55 escopetas (45 masculinas y 10 femeninas). Se cazaron 40 becadas entre todos los deportistas en un terreno que se había ampliado con antelación, debido a la nevada que había caído el día anterior. Una vez que Arana se supo ganador cuando se cerró el control, el alborozo se desató en el cazador de Abaurrea Alta. “Sentí muchísima alegría. No solo por mí, sino también por el perro, porque había trabajado a la perfección”, sostiene. El navarro recibió de inmediato la felicitación de sus dos paisanos. “Esáin y Fonseca se alegraron mucho, porque soy una persona que lleva muchos años compitiendo. De hecho, yo también me hubiera alegrado de haber ganado cualquiera de ellos. Estoy seguro de que hubieran estado más contentos de haber ganado ellos, pero su enhorabuena fue sincera”, ríe Arana, que agradece todas las felicitaciones que le han llegado desde entonces.

Trabajador del sector del transporte, el nuevo campeón español, que solo compite en becadas, tiene claro que, para obtener buenos resultados, es necesario prepararse y tomárselo muy en serio. “En este tipo de caza, y más para competir, es un requisito indispensable”, defiende. En su caso, aclara que querría preparase mejor: “Me gusta mucho salir al monte y salgo a correr cuando puedo. Ahora mismo, por edad, sé que estoy en la cuesta abajo, pero, mientras tenga ilusión, ahí seguiré. Además, ahora tengo las pilas cargadas, porque el triunfo me ha dado un impulso muy grande”, concluye.