Javier Muro ha creado en la Casa de Cultura de Zizur Mayor un “rito expositivo”. Como personajes que asisten a una muestra vacía, sin obra, sus creaciones se levantan –o se recuestan– en una alfombra en medio de la sala, dialogando entre sí y con quien se acerque a recorrerlas.

Una Parafernalia –así ha titulado su propuesta el escultor navarro– que activa los sentidos y, en especial, la capacidad de asombro, que no es poco en estos tiempos de tanta anestesia mental.

Lo doméstico se vuelve conceptual

Un nivel desnivelado, una cafetera con patas, una manilla de puerta hecha punzón, un flautista convertido en figura poliédrica, mesillas que pierden la piel o que albergan cuerpos sólidos en su interior, una silla con un respaldo y un asiento que se acercan... Todo es posible en el universo del escultor navarro, en cuyas manos lo doméstico se vuelve conceptual, en un “juego serio” –así define Javier Muro lo que es para él el arte– del que, para nuestro deleite, nos invita a ser parte.

La oportunidad la ofrece ahora la Casa de Cultura de Zizur Mayor, donde hasta el próximo 24 de marzo puede visitarse Parafernalia. Una muestra con una disposición nada habitual, habitada por objetos de uso doméstico o decorativo reconvertidos en evocadoras esculturas en las que domina el blanco.

“Tengo la sensación de que casi son los objetos los que me eligen para estar”

Javier Muro - Escultor

El rito expositivo contiene un punto de vista panóptico, con una pieza central, situada en medio: “la que manda, la que vigila y controla” al resto. Coronada por un elemento de violencia, un hacha, es el ojo que todo lo ve, y las demás piezas están supeditadas a aquella que les está mirando.

Una metáfora de nuestra sociedad, en la que cada vez más estamos controlados por la tecnología. “Y ya lo damos por hecho, y casi le sacamos gusto, como se ve en esta cosa curiosísima que ha pasado en España, que el personal ha ido por ahí vendiendo sus iris al creador del ChatGPT (Inteligencia Artificial) por 300 euros en criptomonedas. Y de repente el ojo no lo tienes tú, lo tiene un señor para hacer no sé qué, pero ya no nos importa. Y todas las redes sociales viven de nuestros datos, y los exponemos...”, reflexiona Javier Muro.

Arte interrogativo y con sentido del humor

Las piezas de Parafernalia se engloban en su serie de objetos en blanco, un color que el artista asocia con “la limpieza, cierta alegría o cierto componente de sentido del humor”.

Las esculturas que muestra en Zizur Mayor interactúan entre sí desde el suelo. “Si las hubiera colocado en penas las habría aislado, mientras que así creo sinergias, entre ellas y con el espectador”, cuenta el autor, reconociendo que en el trabajo que lleva tantos años haciendo con objetos tiene la sensación de que “no es que tú hagas el objeto sino que casi es el objeto el que te elige para estar”. En esta muestra hay piezas de diversas épocas, y dispuestas juntas tienen un sentido, una coherencia no premeditada.

“La Inteligencia Artificial va a poner en tela de juicio muchas cosas, como la creatividad misma”

Javier Muro - Escultor

“Juego también con el interrogante de hasta dónde llega una pieza y dónde está la siguiente. Deliberadamente unas son una pieza pero otras se comparten entre ellas, no me importa demasiado. Es como si hubiéramos descubierto la exposición en este momento azaroso y ellas estuvieran en esta disposición”, apunta Javier Muro de estas creaciones, piezas artísticas interrogativas, en apariencia dulces pero en las que se descubrirá, si se miran con detenimiento y mente atenta, un tono irónico o incisivo, o una aspiración poética en algunas otras.

“Siempre estoy jugando”, dice el escultor. “Decía Nietzsche que crecer es recuperar la seriedad con la que jugábamos de niños. Y para mí el arte es eso, un juego serio, desde un punto de vista que es lo que te da sustancia”, cuenta sobre este proceso en el que el artista se mueve entre la figuración y la abstracción, entre lo objetual y lo conceptual, y también, en los terrenos de lo metafórico y simbólico.

Exponer y dialogar hoy, un reto "difícil"

Javier Muro asegura que “siempre es difícil” lograr atraer público a las salas de exposiciones. “Yo ahora mismo no me quejo, tengo cierta frecuencia expositiva. Pero sigue siendo complicado encontrar oportunidades” para mostrar obra.

Y en esta era acelerada, en la que la tecnología ha cambiado los hábitos de consumo del arte, de las imágenes, y la mirada sobre éstas, dialogar con el público desde la pausa, la contemplación y el detenimiento se vuelve más difícil todavía. “Ahora consumimos todo muy a la carrera. Ya no hay cuadros grandes ni pequeños, todos los cuadros caben en el móvil. La experiencia artística es en scroll, y eso produce un embotamiento clarísimo. Yo lo noto también. De repente me doy cuenta de que llevo horas mirando imágenes en el móvil, el algoritmo te lleva...”, dice, apuntando que este cambio “te da un poco idea de lo común y enorme que es la actividad artística. Antes, sin Internet, únicamente ibas físicamente a las exposiciones y parecía todo más reducido, y el componente de sorpresa era más amplio. Ahora, con esa aceleración, se ha perdido, y eso sí puede cambiar el paradigma del arte”.

Además, cree que la Inteligencia Artificial “va a poner muchas cosas en tela de juicio, como la creatividad misma”.

Muro reconoce que semejante cambio “inconscientemente” habrá incidido en él como creador. “Aunque mis hábitos artísticos no han cambiado, son los de siempre. Intento seguir indagando en mi trabajo, buscar cosas nuevas”, apunta, aludiendo a una futura exposición en la que trabaja ahora, “con una serie de piezas a las que acudo sin información; en la relación sujeto-objeto estoy permitiendo que el objeto se exprese con libertad. Seguirlo, estar a la expectativa, atento en esa búsqueda de relaciones... Estoy en esa vía de indagación, donde la certeza es más complicada”.

Reacción de descarga

Seguro que, en ese juego con objetos cotidianos, domésticos, a veces de decoración antigua como las figuritas de Lladró o la pata de mesilla chippendale, esa decoración que evoca recuerdos de vivencias en la casa del pueblo o de las abuelas, Javier Muro seguirá activando la capacidad de sorpresa.

“Me gusta dar ese componente. La sorpresa genera primero susto y luego risa, una reacción de descarga. Una reacción agradable, como de alegría, de humor. Mis piezas a veces fomentan ese estado anímico”, concluye. Para la suerte de quienes las contemplamos.