Las cifras de empleo, la variable que en última instancia determina la salud económica de un territorio, esconden también sus matices. Y el récord de afiliados a la Seguridad Social confirmado tras la pandemia no se explica sin la fortísima contribución del sector público, que en Navarra incorpora nuevos trabajadores a un ritmo que, desde 2019, cuadruplica al del sector privado.

La Administración Foral se ha convertido en el gran nicho de empleo de los últimos años. Lo era ya antes del estallido del coronavirus en marzo de 2020; lo fue en los meses siguientes, durante la mayor crisis sanitaria del último siglo, y lo sigue siendo ahora. Solo en el último año, entre agosto de 2022 y agosto de 2023, el Gobierno de Navarra ha incrementado su plantilla hasta las 33.892 personas (1.026 más), según las estadísticas de afiliación que pública mensualmente la Seguridad Social. Este incremento se une a los que también registran las administraciones municipales y la estatal. Y prolonga una tendencia que, acotada a la última legislatura, se traduce en un incremento del empleo público del 18%, cuatro veces superior al que registra el sector privado, con un avance del 4,4%. 

En números absolutos, la diferencia es menos llamativa, pero también reveladora de la tendencia de fondo. En cuatro años, Navarra ha creado 18.010 puestos de trabajo. De ellos, 7.163, el 40% del total son públicos. 

Recuperación tras los recortes y la brecha con Europa

Este acelerón responde a varias cuestiones. En primer lugar, a los durísimos recortes que entre 2011 y 2015 dejaron al borde del raquitismo a las administraciones públicas. En octubre de 2013, en lo más profundo de la crisis, Navarra contaba con 31.737 trabajadores en el sector público, frente a los 45.605 actuales. La reversión de aquellos ajustes y la mayor disponibilidad presupuestaria se ha dejado sentir en la política de contratación. Y ha servido también para evitar que se ensanche aún más la brecha de empleo público respecto a otros países. Apenas el 15% del empleo total de Navarra es público, frente al 20% de Francia, el 28% de Dinamarca, el 18% de Bélgica o el casi 30% de Suecia y Noruega. Los números de Navarra son similares a los de Reino Unido e Irlanda, algo superiores a los italianos y claramente superiores a los de Alemania (11%, si bien el sistema sanitario se organiza allí de un modo diferente y su personal no computa) o Países Bajos (12%). Algo más peso tienen respecto al PIB las retribuciones de los trabajadores público, como consecuencia, sobre todo, de casi una década de debilidad salarial en el sector privado. 

Esta alegría contratadora en el sector público se ha moderado en los últimos doce meses, con un crecimiento apenas superior al 3%, que se traduce en 1.600 nuevos empleos en la administración, frente a los 3.700 ocupados que se han incorporado a las empresas. Una desaceleración que, de momento, no parece anticipar un brusco frenado en las contrataciones. Al menos, mientras la recaudación fiscal, que sigue al alza, lo permita.

De las 50 provincias españolas, Navarra es la séptima donde más crece el empleo público en los últimos cuatro años. Y es la segunda comunidad autónoma donde más se ha contratado, solo por detrás de la Comunidad Valenciana. Navarra se sitúa a media tabla si se tiene en cuenta únicamente el desempeño del empleo privado, que avance un 4,4% desde 2019. Esto la sitúa mucho mejor que Gipuzkoa, Álava y Bizkaia (solo esta última pasa del 2%), pero muy por debajo de los territorios más dinámicos. Valencia, Madrid y Málaga vuelan con avances de casi un 10%.

Los más de 45.600 trabajadores del sector público suponen, por supuesto, la cifra más alta jamás registrada. No puede decirse, sin embargo, lo mismo, del empleo que generan las empresas navarras , que sigue ligeramente por debajo del que había hace 15 años, en los momentos previos al estallido de la burbuja inmobiliaria. La Encuesta de Población Activa detectó entonces un máximo de 260.000 ocupados en el sector privado, unos 10.000 más que en la actualidad (sus series no coinciden con la Seguridad Social). Nunca ha habido tantas personas trabajando en las empresas como entonces. 

La industria pierde fuelle: otras actividades toman el relevo

La industria navarra daba empleo por término en agosto a más de 70.242 personas. Máximos históricos, muy similares a los que se recogían en 2008, pero que no pueden ocultar una cierta debilidad. Pese a suponer el 23% del empleo total de Navarra, solo consigue crear el 12% de los nuevos empleos en el último año. Y apenas el 14% de los que se han generado desde 2019. 

No se trata, por tanto, de un bache producto de la pandemia, cuyos efectos se sortearon con cierta holgura en las fábricas. Los últimos meses reflejan una desaceleración mucho más clara, que parece responder más al freno en las exportaciones y al deterioro de Alemania que a una debilidad del mercado interno. Los datos de consumo y de ventas del comercio han seguido sorprendiendo por su fortaleza, y por el modo en que han desafiado a la inflación, en los últimos meses.

La industria navarra, para la que el Gobierno foral ha organizado una mesa específica, pierde sin embargo peso en el empleo total. Hace cuatro años, superaba el 24,5%, la misma cifra que hace una década. Hoy apenas rebasa el 23% con tendencia a la baja

Las mujeres copan el 68% del nuevo empleo público No hay sector más feminizado que la administración, donde el 64% de los puestos de trabajo están ocupados por mujeres. Su presencia es abrumadora en Educación y Osasunbidea. Y mayoritaria en casi todas las áreas y departamentos, con las excepciones de Policía Foral y Bomberos. Los últimos años no han hecho sino acentuar esta realidad. El 68% de los nuevos ocupados en el sector público (una cifra que desborda el 70% en la administración foral) son mujeres, una desproporción que responde a causas muy variadas, desde la igualdad en la contratación, sujeta a concurso público y que premia los mejores resultados, a la mayor presencia femenina en las carreras universitarias de las que se nutren los departamentos. Enfermería y Magisterio tienen una abrumadora presencia femenina. 

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Otras actividades privadas han tomado el relevo de la industria en los últimos años, comenzando por los servicios públicos. Sanidad y Educación concentran algo más del 45% de los nuevos puestos de trabajo, con más de 8.000 nuevos ocupados entre el sector público y el privado. La sanidad privada, de hecho, no deja de avanzar en los últimos años, tanto en el número de asegurados como el de trabajadores, con la apertura de nuevos establecimientos enfocados en la salud de las personas. 

Las mejores noticias en cuanto a creación de empleo llegan desde las actividades profesionales científicas y técnicas, donde se ubican empleo de alto valor y que crecen más de un 12% en los últimos cuatro años, con casi 1.800 nuevos ocupados. A un ritmo mas suave ha crecido la construcción, con 1.200 trabajadores más que en 2019 y casi 300 más en el último año, por lo que no se aprecia todavía una desaceleración clara como consecuencia del alza de tipos de interés. También la hostelería ha superado ya los niveles de 2019, con 344 empleos más que el año pasado y solo la banca, la agricultura y las actividades administrativas retroceden.