La Denominación de Origen Protegida (DOP) Pimiento del Piquillo de Lodosa prevé una disminución del número de kilos recogidos esta campaña en comparación a la anterior, debido a una reducción del número de hectáreas cultivadas y al menor rendimiento en la producción. No hay datos definitivos, y la recolección puede acabar entre los 1,8 millones y los dos millones de kilos.

En esta ocasión, la superficie cultivada ascendió a 165 hectáreas, un 11% menos que en 2022, cuando la Denominación contabilizó 184. Además, como característica general el pimiento ha sido menos carnoso, algo positivo por presentarse más fino, pero a su vez esta característica provoca que haya disminuido el rendimiento en su elaboración.

El presidente de esta DOP, Jesús Aguirre, califica de “normal” la última campaña. Las 165 hectáreas son prácticamente en su totalidad de riego por goteo, “sin que afectara la sequía”. Así “el pimiento no ha estado perjudicado por las inclemencias”. Recuerda que al final del verano hubo quince días más fuertes de calor, y ahí se “temió que dañara al pimiento porque ya estaba hecho”. Sin embargo, esas altas temperaturas favorecieron un “octubre intenso en cuanto a recogida de kilos”.

Un total de 72 agricultores y 12 empresas estaban inscritos en la Denominación para esta campaña. “La mano de obra tanto en el campo como en las conserveras escasea. Estas últimas, a veces, tienen problemas para completar las líneas de producción”, cuenta.

Inspección y novedad

Además, desde INTIA se han hecho inspecciones a las 274 parcelas inscritas, 32 supervisiones a las industrias elaboradoras y se han tomado 177 muestras para control de calidad. La sociedad pública también anunció a finales de noviembre que va a registrar una nueva variedad no picante de pimiento del piquillo. 

El instituto técnico se encarga de multiplicar y conservar en su finca experimental de Cadreita unas semillas seleccionadas hace 30 años de una variedad de pimiento que carece de capsaicina, denominada Sincap.

El Pimiento del Piquillo de Lodosa debe ser de color rojo fuerte, triangular, con un tamaño no superior a diez centímetros y de sabor dulce y no picante, de ahí la importancia de esta nueva variedad. 

Tras conseguir multiplicar la semilla, se llevará al Registro de Variedades Sin Valor Intrínseco del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para facilitar su conservación y su acceso público. 

Recuperar variedades autóctonas

Sin embargo, el Banco de Germoplasma Hortícola del CITA en Zaragoza ya contabiliza cinco muestras disponibles de Navarra de semillas no picantes: una de Lodosa, tres de Cadreita y otra de Tafalla. “Fueron recolectadas entre los hortelanos locales en los años 1981, 1993 y 1994”, explican desde este organismo. Todas están registradas “sin capsaicina”. Y disponen de una muestra de Lodosa pendiente de multiplicar la próxima campaña. 

Este banco, creado en 1981, pertenece a la Red de Colecciones del Programa Nacional de Recursos Fitogenéticos. Desde entonces, y especialmente en las décadas de los 80 y 90, organizó misiones de colecta por España para contactar con hortelanos y no perder variedades locales que se estaban dejando de cultivar.

Cuál es el proceso  

Una vez que las semillas llegan al banco, como las cinco que procedieron de Navarra, se registran, se acondicionan para su conservación -limpieza y deshidratación-, y se conservan congeladas (-18ºC) hasta el momento de su cultivo en campo para producir semillas con una cantidad y calidad suficiente que asegure su conservación a largo plazo, explica Cristilla Mallor, responsable de este banco.

Las muestras de las que se ha obtenido suficiente cantidad de semillas son las que se encuentran disponibles para atender peticiones con fines de investigación, mejora genética y cultivo directo (en el marco de proyectos de recuperación del cultivo de variedades locales o tradicionales). "Los agricultores interesados pueden solicitar el material al rellenar un formulario", concluye Cristina Mallor.