Los efectos del cambio climático son palpables no solo en la sociedad y en el medio ambiente, sino también en la economía global. Este panorama revela la necesidad de apostar por la transición energética y la innovación como medidas para garantizar la estabilidad financiera. El Banco Mundial estima que cien millones de personas podrían verse en situación de pobreza en los próximos quince años. ¿La razón? Un planeta que pide auxilio y una cuenta atrás para evitar (o mitigar) consecuencias económicas como estas:

Las variaciones de temperatura y lluvia reducen drásticamente la productividad agrícola, bajan la calidad de los cultivos y disparan el precio de los bienes básicos de los que dependen otras actividades. La gestión de los recursos hídricos se convierte en un problema adicional, sobre todo en aquellos escenarios en los que el acceso al agua es limitado o predomina la escasez.

El sector primario, uno de los más afectados por el calor extremo. Redacción DNN

El sector primario tampoco será el único afectado por el calor extremo. Con el año 2030 como fecha clave para el desarrollo sostenible, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), advierte de que el “estrés térmico” será una de las causas principales de la disminución de la productividad laboral en el mundo.

Este fenómeno equivaldría a la eliminación de cerca de 8.000 empleos a jornada completa solo en el Estado español

En términos económicos, este fenómeno equivaldría a la eliminación de cerca de 8.000 empleos a jornada completa solo en el Estado español. Estas cifras se atribuyen al peso de la agricultura y la construcción en la economía estatal.

El turismo no está exento de los estragos de la crisis climática, ya que la competitividad en esta faceta está ligada a la calidad del entorno cultural y natural de un destino turístico. Otro de los ejes con significativos efectos ambientales es el transporte, y es que la movilidad de mercancías y el desplazamiento de viajeros tienen un impacto directo en la emisión de gases de efecto invernadero. 

El turismo no está exento de los estragos del cambio climático. Jorge Zapata

Con relación a esto, la CAV ha logrado minimizar sus emisiones un 15% respecto a 1990 y un 31% desde 2005, según recoge el Inventario de emisiones de Gases de Efecto Invernadero 2021 de Euskadi realizado por Ihobe. Así pues, las emisiones totales han pasado de 25,3 millones de toneladas de CO2 equivalente a 17,6 millones de toneladas de CO2 equivalente. Tanto respecto al año 2005 como a 1990 se produjo un notorio desacoplamiento de la economía vasca respecto a las emisiones generadas, tal y como refleja la siguiente gráfica.

Datos extraídos del Instituto Vasco de Estadística (EUSTAT). Fuente: Ihobe

No obstante, el único porcentaje de emisiones que se resiste a bajar es el que proviene del transporte. Representa un 35% del total, seguido del 30% generado por la industria vasca.

Igualmente, los cambios de temperatura suponen un riesgo para la biodiversidad marina. Numerosas poblaciones de mariscos y peces están experimentando movimientos migratorios con mayor asiduidad en los últimos años, lo que les lleva a desplazarse a latitudes y altitudes superiores en busca de agua más fresca. Esta realidad resulta alarmante en el caso de las localidades costeras y los comercios locales relacionados con la industria pesquera, un pilar fundamental en comunidades autónomas como Euskadi. 

Otro de los agentes susceptibles a las condiciones climáticas adversas son las energías renovables (en especial la eólica), un área en el que Navarra en particular se ha consolidado como referente dentro del continente europeo. Para justificar la importancia de este sector, cabe señalar que aglutina a más de 110 empresas, supone el 10% del empleo industrial y genera una facturación de 4.500 millones de euros, es decir, un 5% del PIB regional; de acuerdo con el Gobierno de Navarra.

Otro de los agentes susceptibles a las condiciones climáticas adversas son las energías renovables (en especial la eólica), un área en el que Navarra en particular se ha consolidado como referente dentro del continente europeo.

En la misma línea, la frecuencia e intensidad de los desastres naturales como las inundaciones o los incendios exigen una gran inversión en rehabilitación y adaptación de infraestructuras por parte del sector público y de las instituciones privadas. 

Con todo ello, las desigualdades económicas se acentúan dentro de una misma región, y las comunidades locales ven mermado su bienestar por factores como las plagas, las enfermedades o la falta de recursos para abastecerse. 

La movilidad de mercancías y el desplazamiento de viajeros tienen un impacto directo en la emisión de gases de efecto invernadero. Pablo Viñas

Ya son muchas las empresas y organismos que tienen la mirada puesta en un modelo económico verde y comprometido con el medio ambiente. Este proceso de ecologización se presenta como un nicho de oportunidades de crecimiento y como motor para la creación de empleos que favorezcan la inclusión social y las actividades económicas sostenibles.