Rancia institución que ni limpia ni fija ni da esplendor al que llaman idioma de Cervantes: Al final, han sido la montaña que parió un ratón. En lo de la resolución de la gresca tontuela de la tilde en el adverbio solo, me refiero. En realidad, no han dicho ni arre ni so. Una solución, más que salomónica, mingafría y bienqueda en toda regla. Tanto, que igual los contildistas que los sintildistas han cantado victoria y proclaman haber visto reconocidas sus tesis. Para mí, en todo caso, lo peor es que el director de la santa y casposa casa haya proclamado que sus decisiones no deben ser objeto de debate público. En su patrimonialismo de señoritingos diletantes, los académicos o ven que la lengua no es suya sino de las y los que la hablan y la escriben.