Los All Blacks de Nueva Zelanda –camino de su cuarto título en diez ediciones– y los Pumas de Argentina, que sueñan con jugar su primera final, abren esta noche (21.00 horas) las semifinales del Mundial de Francia.

De un lado el gigante más complejo, temido e idolatrado en el deporte del balón ovalado y del otro una selección albiceleste que juega su tercera semifinal de un Mundial y que ha ido creciendo en este torneo, con el hito principal de su inesperado triunfo en cuartos de final ante Gales (17-29).

Ambos equipos comenzaron con derrota su andadura en Francia, pero a medida que avanzaban las semanas fueron despejando los obstáculos hasta este penúltimo escalón, que unos, los oceánicos, afrontan como claros favoritos mientras los otros, los sudamericanos, lo hacen como candidatos a la sonora sorpresa.

Nadie en la concentración argentina se engaña sobre la magnitud del desafío que les espera frente a la que todo el mundo apunta como la mejor selección que queda en competición. Ningún elemento niega esa circunstancia, patente ya por la diferencia de nivel en sus últimos duelos y por la soberbia victoria que Nueva Zelanda consiguió en cuartos ante Irlanda (24-28), que partía como la gran favorita al título.

El pateador argentino Emiliano Boffelli.

El pateador argentino Emiliano Boffelli.

Argentina se abraza a dos indicios: su capacidad para elevar el nivel en los Mundiales y los dos recientes triunfos conseguidos ante los All blacks, en 2020 y en 2022, los dos únicos que han logrado contra ellos.

Y nadie garantiza que tras el haka inicial el talento de los neozelandeses no se tuerza mientras que los aguerridos argentinos pueden hacer un duelo de excepción que les lleve a la gloria.

Dados por muertos tras su derrota inicial frente a Inglaterra, los Pumas han ido mejorando, su juego de pie se ha ajustado y están por tercera vez a las puertas de una final, donde nadie les esperaba, acostumbrados ya a desmentir pronósticos.

La segunda semifinal se jugará mañana, también a partir de las 21.00 horas, y enfrentará a Inglaterra –última superviviente de Europa, merced a su victoria en cuartos por 30-24 ante Fiyi– con la vigente campeona, Sudáfrica, que llega reforzada por su agónico triunfo ante la anfitriona Francia (28-29).