En los hogares en los que vive un perro y llega un bebé, a veces el animal sorprende a los humanos aullando cuando el bebé rompe a llorar. Las hipótesis de por qué lo hace son variadas, desde un intento de imitar el sonido a una empatía por lo que sea que le pase al recién nacido.

Lo cierto es que en muchos casos depende de la situación, de las vivencias del perro y de cómo se relaciones con su entorno.

De entrada hay que saber que los aullidos forman parte, junto con los ladridos, de la expresión vocal de los perros y son una herencia de sus ancestros salvajes, en le que los aullidos eran una manera de mantenerse en contacto con el resto de la manada, de reunir a todos su miembros.

En los perros actuales, el aullido se une al ladrido en sus expresiones de comunicación. Se tiene la impresión general de que los lobos no ladran y los perros no aúllan, pero no es correcto tal y como saben los que conviven con perros.

Un perro sujeto a una correa aúlla. Freepik

Por qué aúlla

Ocurre que el aullido es una forma de comunicación de largo alcance y el ladrido lo es de corto. Los lobos, que se mueven por un territorio amplio lo emplean con profusión para mantenerse localizados, dejando los ladridos para cuando se reúnen y se disputan la comida o juegan entre ellos, especialmente los cachorros. En cambio los perros no se alejan demasiado de su manada y por regla general siempre al alcance de los ladridos.

Por este motivo, los motivos básicos para aullar de un perro suelen ser diferentes y tener distintos orígenes que hay que aprender a interpretar.

  • Tensión o estrés. Suele ocurrir cuando se enfrentan a una situación, un estímulo nuevo o uno conocido pero negativo. Expresa malestar
  • Comunicación. Se le conoce como efecto de manada. Puede responder a otro aullido que oye y se identifica con el uso más ancestral del aullido. También es una forma de marcar territorio y aunque lo normal es que ladre a los extraños que entran en casa, también pueden aullar.
  • Soledad. Es una forma de llamar a los miembros de su manada, humana o perruna, cuando se siente solo. Puede llevar aparejada la respuesta de otro perro que le oiga. En algunos casos puede ser un síntoma de ansiedad por separación. .
  • Dolor. Sufrir un dolor repentino, por un golpe, una caída, un pisotón... suele desencadenar un aullido lastimero, gimoteante. Algunos problemas de salud con dolores o molestias fuertes también.
  • Emoción. Las excitación, buena o mala, también les puede llevar a aullar. Tener a toda la familia reunida, recibir al que llega a casa, salir al paseo.

De esta forma se entiende que el aullido es una forma de llamar la atención ante una situación concreta, ante una necesidad real o un capricho. Por este motivo hay que tener cuidado con cómo se responde ya que puede llevar el aullido a dos situaciones. La primera, que el aullido se convierta en una conducta funcional aprendida, es decir, que si en el momento en que aúlle el estímulo que los cause acaba aprenderá a repetirlo cada vez que lo perciba. La segunda es que la respuesta humana refuerce esta conducta, que cuando aúlle premiemos esta acción con atención y se convierta en un refuerzo positivo.

En el caso del bebé

De esta forma, cuando en un hogar un bebé llora, los aullido del perro de casa pueden tener distintos motivos en función de sus experiencias anteriores, de su instinto o de su carácter.

De entrada, el agudo tono del llanto infantil puede causarle molestias, no debemos olvidar que su sentido del oído es más fino que el humano y puede hacerle daño. También puede ser que la llegada del niño a su hogar ya le cause estrés y el llanto desencadene el aullido como síntoma de ello.

Una tercera opción es que se le active el viejo instinto y lo perciba como un aullido y conteste a él. Esto no significa que lo esté imitando. Además, entre los lobos y otros cánidos salvajes, los aullidos de los padres cuando salen a cazar sirven para, desde lejos, mantener tranquilos a los cachorros en la madriguera, que no se sientan solos. Esto no significa que el perro desarrolle empatía con el bebe que llora.

En cualquiera de estos casos hay que tratar de que deje de aullar, y de que no lo vuelva a hacer, haciéndole entender que todo está bien y sin reforzar positivamente su comportamiento. Esto no significa que haya que corregirlo ni penalizarlo.

Dado que un bebé no llega por sorpresa, en la mayor parte de los casos, se puede hacer que el perro conozca el sonido de una manera positiva, poniéndole una grabación mientras juega o realice una actividad que le guste. También cuando simplemente esté relajado, recibiendo sus mimos habituales y no haciendo caso del sonido, como si no pasara nada. Se trata de desviar su atención a otra actividad que lo mantenga distraído o tranquilo.