Cada cual a su paso, desde Uharte Arakil, Madotz, Iribas, Ata o Guardetxe, cientos de montañeros y montañeras ascendieron ayer a San Miguel de Aralar. Y es que el domingo anterior a Navidad es el día en el que los clubes de montaña de Navarra celebran su día, Mendigoizaleen Eguna, una cita que viene sucediéndose desde 1965, salvo el parón de la pandemia. Así, era la 56ª edición. Comenzó a organizarse como acto de recuerdo a tres montañeros que fallecieron un año antes en la montaña por diferentes motivos. “Aquello causó un impacto enorme. Un grupo de amigos del Club Deportivo Navarra organizamos una misa en su recuerdo y acudió mucha gente. Al año siguiente, se instituyó oficialmente como jornada de recuerdo y de hermandad montañera” recordaba Juan Mari Feliú, que ayer improvisó en el refugio un puesto en el que puso a la venta su último libro, Los Pirineos, una frontera con amargas historias.

Últimos metros de la subida a San Miguel por Uharte Arakil. Nerea Mazkiaran

“Cada año sube más gente. Han venido de Oberena, Amaya, Club Natación, Donibane, Deportivo, Aitonak, Muthiko Alaiak, Lagunak, Iratxo, Altsasuko Mendigoizaleak, Club Montañero Estella, Anaitasuna, Alaitz, Boscos, Iturmendi, Larrañeta y alguno más que se me olvida”, apuntó Martín Montañés, presidente de la Federación Navarra de Montaña y Escalada, que este año cuenta con casi 14.000 licencias, la segunda federación deportiva de Navarra en cuanto número, solo por detrás del fútbol.

La meteorología acompañó, con una mañana radiante que animaba a calzarse las botas. “Es un día de reencuentros y de ambiente montañero”, apuntó el presiente, que lleva 12 años al frente de la federación y con ganas de pasar el testigo. “El año que viene hay elecciones y parece que hay movimiento”, adelantó. Lo cierto es que 2024 viene cargado de actos con motivo del centenario de Federación Vasco-Navarra de Alpinismo.

Miembros de Lagunak y Aitonak ofrecieron un almuerzo en el que no faltó caldo caliente. Nerea Mazkiaran

Tras una misa en recuerdo a los montañeros fallecidos llegó el momento del almuerzo. Este año se encargó Lagunak con la ayuda de Aitonak, una treintena de personas en total. “El año pasado colaboramos con Amaya y ahora pasaremos el relevo a Aitonak. De preparar la txistorra, panceta y caldo, todo lo que lleva fuego, se encarga el bar de San Miguel, 1.000 pintchos en total y 70 litros de caldo. También hemos puesto para picar 5 kilogramos de jamón y otro tantos de queso y chorizo”, apuntó Lourdes Domench, presidenta de Lagunak Mendi Taldea. De todo ello dieron buena cuenta los y las montañeras. Y es que después del esfuerzo apetecía llevarse algo a la boca, y mejor si era caliente. En esta fiesta de la montaña para despedir el año tampoco faltó la música.