Ni César Azpilicueta ni Nico Williams, Eloy García Bernal (Pamplona, 13/04/1993) fue el navarro, y aficionado de Osasuna, que más cerca estuvo de la hazaña de Lionel Messi y la selección argentina en el Mundial de Catar 2022. Criado en la Rochapea, estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Burgos y actualmente trabaja en Enbex, una empresa situada en Madrid que se dedica a suministrar servicios audiovisuales a distintos eventos y proyectos. A sus 29 años, el navarro ha podido trabajar como técnico de sonido en la final de la Champions League de París 2022 y para la Televisión Pública Argentina en los siete partidos que llevaron a Argentina a proclamarse campeona del mundo.

¿Cómo acabó trabajando en el Mundial?

–La Televisión Pública Argentina saca a concurso público quién le va a llevar el Mundial. Ganó una productora afincada en Madrid con la que trabajamos nosotros mucho y nos subcontrataron para ayudarle con el Mundial a nivel técnico. Como estuvimos con ellos para la final de la Champions y salió tan bien, nos volvieron a contactar para Catar.

¿Qué tareas llevaba a cabo?

–Soy técnico de sonido, pero tengo la suerte de que hago el sonido de campo. En el día anterior al partido, monto las posiciones que nos da la FIFA para las cámaras y los micrófonos. Específicamente eran una a pie de campo, otra en el túnel de vestuarios, que es donde se hacen las entrevistas al final del partido; la zona mixta y la de los comentaristas.

“Lo que más me emocionaba era ver a niños pequeños argentinos que se ponían a llorar de la emoción con los goles de su selección”

¿Durante el partido estaba a pie de campo?

–Sí, porque en la Televisión Argentina se queda un periodista a pie de campo con un micro y un retorno, que es el que comenta los jugadores que están calentando y cosas así. Pude ver todos los partidos detrás del Dibu con toda la afición argentina.

¿Cómo se sentía esa locura?

–Los argentinos llegaban tres horas antes del partido. Primero les dejaban entrar solo a 10 personas para que llenaran su fondo de pancartas. A los 20 minutos empezaba a bajar el resto y unas horas antes del partido ya estaban todos gritando como animales. Luego ya después del partido se quedaban hasta que los antidisturbios venían para echarles. Podían estar unas siete u ocho horas de pie sin parar. A mí, que soy muy futbolero, se me ponía la piel de gallina. Lo que más me emocionaba era ver a niños pequeños que se ponían a llorar de la emoción con los goles de su selección.

¿Cuántos partidos vio?

–Todos los de Argentina y el España-Marruecos. Además tuve mucha suerte porque pude ver las celebraciones de los goles de Argentina a un metro. Salí celebrando un gol de Mac Allister en un periódico argentino.

¿Era un poco argentino usted?

–Sí (ríe), al final intenté disfrutar de una experiencia que no sé si se repetirá. Hay una cosa curiosa que viví con ellos y es el tema de la cábala, que es el ritual antes del partido. Consistía en que, si Argentina ganaba, en la unidad móvil de la televisión teníamos que estar todos en los mismos puestos y llevar la misma ropa para que volviera a ganar Argentina. Yo solía llevar una gorra para trabajar y en las semifinales se me ocurrió no llevarla. Pues todos los de la Televisión Pública Argentina me venían y me decían: “¡Eloy! ¿Dónde está la gorra?”. Yo les respondía que me la había dejado en casa y no se lo podían creer. Hasta el punto de que me vino el jefe de Fox Latinoamérica a preguntarme si me importaba volver a casa para cogerla. Yo le dije que entraba en directo en una hora y que no iba a ir.

"Me dio la sensación de que, como Catar es un país tan nuevo, es de cartón piedra"

¿Pudo estar con alguna celebridad, jugadores…?

–Me llevé muy bien con Gastón Edul, que fue el que entrevistaba a Messi cuando dijo lo de “¿Qué mirás bobo?”. Desde el primer partido hablamos mucho, también sobre el Chimy Ávila, el Pipa Gancedo… Sobre el Chimy me dijo que le siguen, decían que era un “jugador canchero”. También tuve la suerte de que en una entrevista del túnel de vestuarios en el Argentina-Australia hubo un fallo, fui a solucionarlo y pude tener a Messi a un metro.

¿Cómo es Catar como país?

–Me dio la sensación de que, como Catar es un país tan nuevo, es de cartón piedra. No encontrabas nada muy auténtico. Además hablando con la gente me enteré de que solo el 20% de las personas que viven ahí son cataríes. A los cataríes los diferencias fácilmente porque los hombres van con las chilabas blancas y las mujeres de negro. Son zonas muy pobres o zonas muy ricas, como es el centro, que está lleno de rascacielos.

Eloy García, en la salida del túnel de vestuarios en cuartos de final. Cedida

¿Qué es lo que más le impactó?

–Había aire acondicionado por la calle. En verano llegan a 50 grados, entonces te encontrabas a los lados de la calle unos chorros de aire frío. Calles y calles llenas de esos chorros, hasta el punto de que necesitabas chaqueta. En los estadios era una barbaridad porque hacía frío en los primeros partidos. La gente estaba con chaqueta en los estadios hasta que la gente se quejó.

¿Cómo pasaba su tiempo de ocio?

–Intentaba buscar mercados como los que hay en Marrakech. Tienen uno, pero me daba la sensación de que lo habían construido hace un par de años y lo habían intentado envejecer de alguna forma, pero no terminabas de creértelo. Estas personas pasan su ocio en centros comerciales que son una pasada. Había uno en el que han recreado los canales de Venecia. A mí no me gusta tanto esta forma de ocio. Me pegué 34 días ahí y en dos semanas ya lo había visto todo. Sin embargo, lo más bonito y cuando mejor me lo pasé fue una vez que nos dejaron cuatro días libres. Alquilamos un coche y nos fuimos al desierto cinco españoles. Cruzamos el desierto hasta llegar casi a la frontera con Arabia Saudí y era precioso porque llegamos al mar. Nos bañamos y a nivel ocio fue lo mejor. Me impresionó muchísimo que estabas en medio del desierto y tenías 5G en el móvil.

"Cuando terminó todo me fui a la portería, me saqué una foto y fue cuando empecé a entender el momento histórico que había vivido"

¿Cómo era el ambiente alrededor de los estadios? ¿Es verdad que había figurantes con las banderas y equipaciones de las selecciones?

–El país que más seguidores tenía allí era Argentina. De España no vi, pero la mitad iban con Argentina y la otra mitad con Brasil. No sé muy bien decir el ambiente que había fuera de los estadios porque yo llegaba al estadio muchas horas antes para controlar que todo fuera bien. Cuando estaba Marruecos vivo, todos los cataríes pasaron a estar con ellos. El día que ganaron a Portugal, Catar fue una fiesta. Fue el día que más contentos he visto a los cataríes con el fútbol.

¿Cómo fue la experiencia de ver la, probablemente, mejor final de la historia de los Mundiales?

–Me acuerdo muy bien de cuando Mbappé empató el partido, me giré y vi a todos los argentinos con las manos en la cabeza como si fuese una coreografía. La FIFA insistía en que siguiéramos un código de comportamiento porque no éramos aficionados, pero en la final pensé que quería vivirlo como uno más. El 3-2 de Messi fue el momento más emocionante del Mundial porque gritó la afición argentina y se me pusieron todos los vellos de punta, sentí un escalofrío increíble. Me giré con la afición, grité y para cuando me pude dar cuenta ya estaba con los ojos llorosos. 

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"He dado mucho la turra a los argentinos con Osasuna"

Una vez Argentina campeona del mundo, ¿cómo se vivió eso?

–Cuando terminó todo me fui a la portería, me saqué una foto y fue cuando empecé a entender el momento histórico que había vivido. Al final te acostumbrabas a estar ahí. Conforme pasan los días te das cuenta y piensas: “Yo estaba ahí”. Después del partido brindamos todos con cerveza, que no sé de dónde la sacaron. Mi jefe nos invitó al restaurante del Salt Bae, el hombre que echa la sal. Ese día ahí solo había argentinos y estaba el restaurante hecho una fiesta.

¿Qué se siente al ser el navarro, y osasunista, que más cerca estuvo de Messi y Argentina en Catar? Porque Azpilicueta y Nico Williams se quedaron en octavos.

–Orgullo. Además que les he dado mucho la turra a los argentinos con Osasuna. A mí me llamaban “el de Osasuna”. Se metían mucho conmigo y yo con ellos. Ha sido un orgullo haber estado ahí y haber llevado el nombre de Navarra y Osasuna a Catar.

¿Cómo fue la experiencia de estar en la final de la Champions League?

–Fue un recuerdo muy bonito e intenso. El día del partido llegué al estadio para montar todo y me quedé ahí. Había un ambiente muy bonito de lo que eran los medios con grandes figuras. Estaban Cannavaro, Kaká, Raúl González, etc. Era un ambiente muy distendido y pude hablar con Cannavaro sobre fútbol y con Maldini el periodista, con el que charlé sobre Osasuna, por supuesto. Con el que estuve y me sorprendió mucho fue Cafú, parecía que estaba para salir al campo con el porte que tenía. Era súper majo, le puse el micrófono para una entrevista y era muy educado preguntándote el nombre… un señor.