Los pastores regresan estos días de la Ribera a la Montaña. Uno de ellos, Andoni Mikeleiz, a su casa de Jaurrieta. Ya está su rebaño en los pastos de altura de Erremendia.

En cinco días ha cubierto la distancia que separa Las Bardenas del Valle de Salazar (unos 95 km). Andoni Mikelaiz Eder con su padre Patxi Mikeleiz Loperena, ganaderos trashumantes, de la docena que permanecen en los valles de Salazar y Roncal. Su rebaño cuenta con 1.300 ovejas de rasa navarra para cría de corderos.

Andoni tiene 34 años y ha seguido los pasos de su progenitor, que ha cumplido 69.

Hace la cañada desde el año 2010, junto a su padre y en el camino, se les unen su hermano, Aitor, primos y familiares. Y es que la cañada, asegura, “es una fiesta, reúne a la familia, algo así como unas vacaciones familiares”.

La de este año, sin duda, ha sido especial, un trayecto de tres generaciones porque se ha unido al grupo su compañera, Maite Matxain y su pequeña hija Leize, de 11 meses. Un camino compartido, relajado de retorno a casa para el verano. Cuando este termine, volverán a coger la Cañada de los Salacencos, hasta La Ribera: Remendía, Urraúles, Sansoáin, Rípodas, Lumbier, Aibar, Cáseda y Carcastillo. “Evitamos los climas extremos, tanto el calor en verano como el frío del invierno. Así, nuestras ovejas tienen dos primaveras ”.

El pasado verano adelantaron la marcha por la sequía a los últimos días de septiembre. Este año confían que volverán en octubre. “Estas últimas lluvias auguran un buen verano de hierba para que se alimenten”, avanza. Después, Andoni pasará el invierno con las ovejas, pero subirá todos los días a la Montaña. “Me compensa” asegura. Le gusta su trabajo. “Ser un pastor es una forma de vida. Yo siempre he querido a los animales. Por eso me quedé en casa”, cuenta. Su padre, Patxi, ha transmitido el oficio a Andoni y a su hermano Aitor.Además, crían vacas y yeguas. Ganaderos en compañía femenina, la de la madre, Matilde Eder Arrese, la de Maite y ahora la de Leize.

Bajar a La Bardena es una tradición que Andoni lleva consigo. Lo hace contento a veces solo con su padre, otras con más gente, entre amigos.

En el futuro le gustaría que su hija tome el relevo, pero si no lo hace, le apoyarán igualmente en lo que haga. “Que sea una decisión libre”, declara. Bien sabe que el mañana del sector está difícil. “Hay mucha incertidumbre, con precios abusivos: altos en lo que compramos y bajos en lo que vendemos. La Administración cada vez nos exige más. Necesitamos más flexibilidad y menos burocracia. Estamos más tiempo con el papeleo que con las ovejas. También, ayudas para el relevo generacional”, reivindica Andoni convencido, desde Jaurrieta, su pueblo.