En el vasto mundo de la música coral hay figuras que destacan no solo por su talento, sino también por su dedicación incansable en la creación y promoción de armonías únicas que tocan el alma. Carlos Etxeberria, un maestro tafallés en la dirección coral, entre otras muchas cosas, ha dedicado su vida a fusionar su pasión por la música con un profundo compromiso hacia la comunidad y la cultura. Como fundador de la coral Tubala Uxoa en 1985 y director de la coral In Tempore Abesbatza desde el año 2001, Etxeberria ha dejado una impresión imborrable en el panorama coral vasco y ha llevado su música a escenarios tanto nacionales como internacionales.

Sin embargo, tras cerca de 40 años subido sobre los escenarios, Carlos ha decidido retirarse del foco público para “descansar y centrarme en mi familia”, y los próximos 6 y 7 de octubre serán los últimos conciertos que ofrezca al frente de la coral In Tempore Abesbatza. Concretamente, serán la iglesia de Escolapios de Tafalla, el viernes 6 de octubre, y el Convento de Santo Domingo de Pamplona el sábado 7 de octubre, los dos lugares escogidos para celebrar el adiós de este referente de la música coral contemporánea.

“He decidido aparcar la parte más social de la música por varios motivos. En primer lugar, después de casi 40 años de dedicación, pienso que hay que dejar paso a las nuevas generaciones. Tenemos que ser generosos para que los jóvenes, que por cierto, son gente muy preparada, puedan desarrollar todo lo aprendido. En segundo lugar, aunque disfrute mucho con mi trabajo, me siento un poco cansado y lo que ahora busco es más libertad a la hora de elegir mis horarios; la dirección coral es muy esclava, ya que son muchos conciertos y muchas horas de ensayo a lo largo del año. Mi prioridad ahora mismo es vivir un poco más relajado para dedicarme a mi familia”, expone el músico.

Consciente de sus raíces, Carlos Etxeberria no ha dudado en incluir a la ciudad del Zidacos como escenario para su concierto de despedida. “Teniendo en cuenta que empecé mi andadura coral en Tafalla allá por el año 1983, me apetecía hacer el mismo concierto de despedida que vamos a realizar en Pamplona. Este recital constará de dos partes: por un lado ‘Jende-ereta & Mundura ikusten’, algo mío que evoca al principio de la vida, desde el parto y las sensaciones de la mujer al parir, hasta que el niño va creciendo, con textos de Inma Errea. La segunda mitad es un réquiem del compositor norteamericano Dan Forrest; se trata de una obra emocionalmente muy bonita y con ciertos toques cinematográficos”, detalla Etxeberria, mientras añade que “me parece una obra muy buena para terminar la gira y mi trayectoria, puesto que es una música muy emotiva. De hecho, lo que he intentado a lo largo de mi carrera coral es emocionar a la gente. Que a las personas que acudan a los conciertos les afloren los sentimientos y disfruten de lo que están escuchando”.

"Hay que dejar paso a las nuevas generaciones, que por cierto, son gente muy preparada"

Como detalle final, Carlos menciona que invitará a la coral Tubala Uxoa, de la que es “orgullosamente el co-fundador” a subirse al escenario “para hacer la comunión entre las dos corales que han sido tan importantes en mi vida”. “Va a ser un momento muy emotivo para mi”, ataja.

De Caparroso, a Nueva York

La afición a la música de este navarro viene de lejos, de cuando con 8 años aprendió a tocar el acordeón. “Por aquel entonces vivía en Caparroso y siempre participaba en las actividades musicales que se hacían en el pueblo. A los 14 me mudé a Tafalla y allá donde se requería un acordeonista, iba yo. Incluso llegué a formar dos grupos musicales con amigos: Triak y Ohiana”, recuerda.

Sin embargo, antes de apostar todo por la música, Carlos estudió formación profesional de electricidad. “Cuando planteé a mis padres que quería ser músico, te puedes imaginar su respuesta. Me tocó estudiar cuatro cursos de electricidad, y posteriormente, hice la mili. Fue precisamente, al volver de las milicias, cuando empecé a dar un par de clases de Conjunto Coral en el conservatorio de Tafalla. Al año siguiente me ampliaron el contrato y el resto es historia”, cuenta. “A los cinco años de trabajar en Tafalla me fui al conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona; empecé como profesor interino, saqué oposiciones, y del 2016 al 2021 estuve como director”, añade.

Su obra, principalmente de Cámara, ha sido ejecutada por intérpretes muy importantes en el mundo del acordeón o del piano, por toda la geografía del estado español así como en varios países europeos. “Es un gran reconocimiento que tu música pueda escucharse en el extranjero, pero la verdad que he compuesto porque necesitaba expresar, y a través de la música, para mi, es la mejor forma”. Junto al Coro San José Abesbatza, hoy en día In Tempore Abesbatza, incluso actuaron en el prestigioso Carnegie Hall de Nueva York en diciembre del 2016 interpretando el Requiem de Karl Jenkins junto a otros coros de diversos países.