De la mano de un curso de verano que organizaron en el año 1998 y que tuvo una gran aceptación nació hace un cuarto de siglo el grupo de danzas de Marcilla, una entidad que debutó el 24 de agosto de ese mismo año, que ha llenado las calles de color, música y alegría, y sin la que muchos ya no conciben los actos festivos de la localidad ribera. 

Fueron unos 30 los vecinos y vecinas que se animaron a aprender los bailes tradicionales por aquella época y, tras muchas idas y venidas, en la actualidad continúan al pie del cañón unas 25 personas.

Al preguntarles por la evolución del grupo, lo tienen claro: “Hemos llegado a un punto al que creo que en un primer momento no pensábamos llegar; 25 años después, aquí estamos, seguimos estando gente y seguimos teniendo ilusión e interés. Hemos cambiado, mejorado, y es una agrupación muy consolidada”. Además, cuentan, más allá quienes forman parte de la agrupación, “son muchas las personas que están interesadas en aprender los pasos básicos de los bailes y que nos insisten para que organicemos cursos de verano”. 

Las marcillesas, en pleno trenzado. cedida

Esfuerzo y recompensa

A pesar de que prevalecer en el tiempo, comentan, requiere de sacrificio, esfuerzo y compromiso, sobre todo a la hora de ensayar los sábados por la mañana, la satisfacción que después les aporta salir a bailar a la calle les compensa. “Cuando la gente te dice que les ha gustado lo que has hecho es muy gratificante. Además, algo muy positivo y bueno, es que estamos gente súper variopinta y diferente; ver cómo se relacionan personas de 18 años con otras que pasan de los 50 es increíble. Creo que aportamos folclore, cultura y que es algo que no puede faltar. Con las danzas el municipio cuenta con una actividad extra y diferente”.

El grupo de danzas de Marcilla, en acción. cedida

Ahora ensayan en una sala multiusos que hay junto al polideportivo y que cuenta con espejos, “está bien montada”, pero también han pasado por el Ayuntamiento viejo, el salón de la discoteca de la Sociedad, el pabellón e incluso han tenido que hacer sus pinitos en la calle.

Actuaciones especiales

Los dantzaris, apuntan, “procuramos mostrar algo nuevo de vez en cuando porque no siempre puedes bailar lo mismo”, pero hay actuaciones que están marcadas en rojo en el calendario como son, por ejemplo, las relacionadas con los patronos; el 5 de agosto con motivo de las fiestas en honor a la Virgen del Plú, y el 24 de agosto en la corporación y en la procesión en honor a San Bartolomé. También interpretan ese día por la tarde las Danzas en honor a los Santos Patronos de Marcilla, y están en el Olentzero.

Este año incorporaron novedades ya que precisamente el 5 de agosto, para celebrar el aniversario, organizaron una cita para bailar junto a Makaia de Falces, agrupación que les ayudó, y mucho, en sus inicios, así como con los integrantes de Baztango Dantzariak, aunque finalmente no pudieron acudir. Además, el día 24 al volver de misa bailaron la jota La Exploradora junto a la banda, gaiteros y gigantes, una actuación, desvelan, que repetirán de aquí en adelante. 

Y, por último, y además de haber sido la imagen del concurso de puzzles de la localidad, algo que les hizo especial ilusión, el 22 de agosto propusieron hacer junto con el resto de agrupaciones locales, y con música de Julián Romano, un baile de época; allí el Ayuntamiento les entregó una placa conmemorativa (galardón que se suma al Pañuelo Rojo que recibieron en 2019).

De momento, y a falta de fijar una fecha para juntarse un día para celebrar una comida o cena y bailar de forma distendida, dan por finalizadas las actuaciones conmemorativas.

Nuevos retos

El grupo de danzas local ha llevado, además, el nombre de Marcilla por todo lo alto; han estado en Lodosa con el programa Kultur del Gobierno de Navarra, en Laguardia, en Aoiz, Barcelona o en Galicia, y no descartan hacer más salidas.

Ahora, eso sí, y echando la vista atrás, recuerdan como algo un poco lejano la pandemia, fenómeno que les frenó en seco pero que, lejos de creer y pensar que la gente no iba a querer retomar el grupo, todos los componentes, sin excepción, volvieron encantados en cuanto dijeron de retomar los ensayos.

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Por último, y de cara al futuro, la idea, comentan, es “seguir captando gente porque siempre hace falta relevo”, y para ello la idea es apostar por los talleres de danzas para los txikis; “el año pasado, de cara al Olentzero, hicimos uno y se apuntaron unos 28 críos y crías; nos gustaría retomarlo y que perdurase en el tiempo”.

El grupo, concluyen, “está abierto a todo el mundo, solo hace falta tener ganas”.