En el día de Navarra, la Plaza del Castillo se ha vestido de gala para el inicio de la temporada navideña. Con una pista de 390 metros cuadrados, el corazón de Pamplona se trajea hasta el próximo 6 de enero y se convierte en una atracción turística para los más pequeños y las familias. Las caídas y las risas han protagonizado la inauguración de esta nueva pista de patinaje sobre hielo.

Isabel le ha colocado los patines a su nieta de seis años. Ha sido la primera vez que se ha enfrentado a una pista de hielo y su abuela le ha comentado algunas nociones básicas: “Agárrate a los bordes hasta que tengas equilibrio y dejes de tener miedo”. Además de la entrada, ha tenido que comprar unos guantes porque “es obligatorio su uso, pero no lo sabíamos. Tiene sentido porque te protege las manos si te caes al suelo”, ha señalado.

Que los adultos acompañen y vean desde fuera a los más pequeños ha sido la tónica general del día. A Josetxo, vecino de la calle Merced, su sobrina Noa le ha convencido de que sabía patinar, pero “solo sabe con ruedas y la pobre lo hace como puede”, se ha reído. Cada día, pasa por la Plaza del Castillo, por lo que ver la preparación de la pista le ha llamado mucho la atención: “Lo llevaba viendo todas las mañanas que pasaba por aquí. Un día me acerqué a preguntar y me pareció un buen plan para hacer con la sobrina. Venimos a esto, nos vamos a tomar algo y ya está hecha la mañana”, ha comentado.

Sin embargo, algunos padres se han aventurado con sus hijos a los golpes y caídas. Xabier, de 11 años, su hermano y su padre han topado con la pista de patinaje de casualidad. Naturales de Donosti, han llegado a la ciudad para ver jugar a la Real Sociedad contra Osasuna: “Nuestra intención era simplemente dar un paseo, pero nos hemos encontrado con esto”, ha explicado. Con los pantalones mojados de tanto caerse y algo exhaustos, llegaron a la conclusión de que este viaje “ha sido un 2x1”, ha sentenciado el padre.

Por otro lado, a Valeria, de seis años, se le ha contagiado la pasión de su madre por el patinaje: “Hemos venido para darle una sorpresa porque ella hace patinaje artístico y queríamos probar con un patín de hielo”, ha confesado Isabel, la madre. Durante muchos años, Isabel vivió en Pamplona mientras estudiaba y cada vez que podía se iba a patinar. “Y ahora nos toca hacerlo juntas, aunque no sé cómo lo haré después de todo este tiempo”, ha bromeado. Con mucha emoción, madre e hija han accedido a la pista asegurando que iban a disfrutar porque “es un plan perfecto para hacer en familia”. 

Descuentos

La idea surgió, ha contado Daniel Heredia, coordinador de la pista, después del gran éxito que el año pasado tuvo el tobogán navideño de Sarasate: “La Plaza del Castillo es un lugar muy bonito y representativo, por lo que quisimos apostar por esta idea, que, además, funciona muy bien en otras ciudades como Madrid. Teníamos ganas de que Pamplona tuviera una pista de hielo al aire libre”. 

Algunos de los trabajadores allanan la pista para evitar que se formen bultos y no resulte peligroso para los patinadores: “Cuando cerramos entre las 14.00 y las 16.00 horas nos dedicamos a quitar la nieve que han formado los patines y le echamos de nuevo agua para que se congele. Ya por la noche solo queda el mantenimiento. Tiene que estar todo perfecto para el día siguiente”, ha explicado Daniel.

La entrada da acceso para una hora de patinaje y su precio general es de ocho euros, aunque también hay tarifas especiales para familias numerosas, monoparentales, personas en paro, personas pertenecientes a organizaciones de contenido social o para personas con una minusvalía superior al 33%, entre otros. Además, es obligatorio el uso de guantes y en el mismo espacio se pueden adquirir a un precio de dos euros el par.

Parece que a la ciudad le ha sentado de lujo el traje de invierno. Y las familias y vecinos de Pamplona, aunque con frío, se aprovechan de la “magia” de la Navidad.