Ekaitz Bertiz se describe como una persona muy activa, inquieta, con ganas de aprender cosas nuevas y moverse. A sus 20 años y tras pasar toda la vida en Sunbilla, su pasión por el cine lo llevó hace ya tres años a Terrassa para poder realizar sus estudios en este arte. 

“De pequeño decía que quería trabajar diseñando montañas rusas” cuenta divertido, pero cuando su madre llevó la primera cámara de fotos a casa, Bertiz comenzó a explorar el mundo del vídeo que cada vez le fue enganchando más. “Siempre he estado muy vinculado al arte porque en mi familia les gustan mucho las manualidades, la escultura, el baile, el canto…”, cuenta. Así, cuando tenía unos 12 años y con esa primera cámara que le trajo su madre, se dio cuenta de que el cine reúne diferentes disciplinas del arte como la música, el teatro, la fotografía… “Me empecé a sentir muy cómodo, además, siempre me ha gustado contar historias… Así que empecé a buscar si había estudios de esto y fue así como me decanté por esto” recuerda.

Del primer año de los estudios de cine en Terrassa resultaron, entre otros, los cortos Eklipse morala y Baserria hartu du gaitzak. Con el primero logró ser el favorito del público en la sección paralela del III. Actrum International Film Fest de Madrid y con el segundo llegó a la final del Festival de Cinema Jove de Barcelona.

Después de ese primer año, el último proyecto que ha realizado es Hitza eman nion, que se estrenó en el Euskal Zine Bilera de Lekeitio de este 2023, logrando ganar el premio al favorito del público. Tras el estreno, también se ha proyectado en el Festival de Cine Fantástico y de Terror de Donostia y en otros tres festivales de México, Londres y Bizkaia. “A este proyecto le hemos dedicado mucho más tiempo y trabajo que a los anteriores y eso se nota en el resultado” dice Bertiz, que admite estar “muy contento y motivado para seguir trabajando”.

Ekaitz Bertiz en el puente de Sunbilla. Ondikol

Ahora, para este último año de carrera, están trabajando en un único proyecto, que es el TFG. “Ya llevamos ocho meses pensando y preparando todo y rodaremos en abril” explica. Como el resto de proyectos que ha realizado, este también se rodará “en euskera y aquí”. “Cuando me fui a Terrassa y me sentí lejos de aquí empecé a sentir esa nostalgia hacia nuestra tierra. Por eso empecé a venir a rodar aquí, un poco también para mostrar qué es lo que tenemos y qué ricas son nuestra cultura, lengua y todo” explica.

Admite que suele decantarse por el género “thriller-terror-drama” y aunque es consciente de que ha ido “cambiando un poco”, siempre ha mantenido los elementos relacionados con “nuestra tierra, nuestro paisaje, nuestra lengua…”. De este modo, y como no podría ser de otra manera, menciona a Robert Eggers y Paul Urkijo como referentes. “Eggers trabaja la época, que es lo que me gusta, y lo mezcla con contexto histórico, la mitología… Y Paul Urkijo sigue el mismo hilo. Errementari fue la primera película con la que dije: ¡Qué guay este estilo!”.

Otro de los aspectos que caracteriza a este joven director es que le gusta trabajar con “no actores”. Los grandes protagonistas de sus cortos son “amigos y familia” y tal como explica, él se muestra encantado con que así sea. “Creo que le da mucha naturalidad y es todo un reto” cuenta. “El vínculo director-actor en este caso es muy estrecho y muy fácil, nos podemos comunicar hasta con una mirada” añade.

“He ido metiendo a todos en este mundo y ellos inconscientemente también se van sumergiendo cada vez más”. Bertiz se muestra especialmente agradecido por el apoyo incondicional que recibe por parte de su entorno. “En un mundo tan difícil es muy importante tener apoyos y soy consciente de la suerte que tengo yo aquí” admite. “Mis primos pequeños Aroa y Aritz, mis padres, tíos, amistades… ¡Hasta mis abuelas lo dan todo para que el proyecto salga bien!”.

De cara al futuro tiene varias ideas en mente y muchas ambiciones. “Cada proyecto me sirve para aprender, mejorar y ver en qué he fallado” explica. Aun así, tiene claro que el proceso será “poco a poco y paso a paso”, aprendiendo, y que las claves son, sobre todo, “la constancia y humildad”.