En plenas celebraciones, estos días se puede visitar en el Centro Cultural Iortia la exposición "Carnaval: legado ancestral, patrimonio inmaterial", una invitación a conocer los orígenes de esta fiesta así como la mirada a ésta de diferentes artistas y saber más sobre los carnavales declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se completa con una muestra de atuendos de carnavales rurales de Sakana, todo ello acompañado con cartelas explicativas y material audiovisual.

La exposición se basa en el Trabajo de Fin de Grado (TFG) de Historia de Arte de Javi Galeano Fuentes, quién destaca que el objetivo es difundir el significado de estas tradicionales ancestrales, pero sobre todo dar a conocer su valor para la sociedad como rasgo identitario y continuador de la comunidad. “El patrimonio puede definir la identidad como sociedad. En un mundo en constante y rápida transformación, es un punto en el que aferrarse. Entender el pasado puede ayudarnos a gestionar las dificultades del presente y el futuro”, destaca, al tiempo que explica que además de monumentos y objetos tangibles, abarca costumbres vivas transmitidas de generación en generación. “El patrimonio cultural inmaterial es tradicional, integrador, representativo y basado en la comunidad. Es nuestra seña de identidad”.

Este creador multimedia de Altsasu presentó el TFG en 2018, una vez finalizado el grado en la UNED. Lo cursó tras el cierre de la planta de Gamesa en Altsasu donde trabajaba. Entonces pensó en dedicarse de pleno a trabajos relacionados con sus estudios audiovisuales. Hace unos semanas desde la Comisión del Carnaval le invitaron a darlo a conocer, dentro de la exposición que anuncia cada año que ha llegado el tiempo de ponerse la máscara, con manualidades realizadas por alumnado de Zelandi, Corazonistas e Iñigo Aritza Ikastola. Permanecerá abierta hasta el 16 de febrero. 

La exposición anuncia el carnaval junto con trabajos de alumnado de Altsasu. N.M.

Javi Galeano utiliza el carnaval como ejemplo para transmitir la importancia de salvaguardar, proteger o difundir estos elementos como parte del patrimonio. “Es interesante que esta fiesta esté viva y se incluyan o excluyan elementos que hablan de un pueblo o un contexto concreto. Es importante la salvaguarda de las tradiciones siempre y cuando el pueblo o la sociedad se identifique con ellas. Hay un momento en el que tirar una cabra de un campanario o torturas a un toro por el mero placer estético humano deja de representarnos”, observa.

En relación al origen de esta fiesta, señala que se remonta hasta hace más de 5.000 años en Sumeria. “Las fuentes no son consistentes pero se basan en las analogías de dioses relacionadas con la agricultura y la fertilidad como Moloch Baal venerado por los fenicios, cartaginenses y sirios, que se identifica con Apis en la religión egipcia, el titán Cronos de la mitología griega y Saturno de la romana”, explica. También recuerda que hay otra teoría que habla de la analogía con una tradición babilónica en la que un reo era nombrado rey por un día y se le concedían todos los caprichos. “Al final era ejecutado, algo que se asemeja con la quema de peleles coronados en diferentes celebraciones carnavalescas, como es el caso de Miel Otxin en Lantz”, apunta.

No obstante, los orígenes más consensuados por los etnólogos son las fiestas de invierno que se comenzaron a celebrar en Roma hacia el 217 antes de Cristo para moralizar a la ciudadanía tras varias derrotas militares. “Las lupercales, saturnales y, sobre todo, las bacanales sirven de base para el carnaval, pues en estas celebraciones cargadas de desenfreno y obscenidad haría que sus participantes utilizaran máscaras para mitigar su pudor”, observa. Al respecto, señala que tampoco se puede obviar la impronta que el hombre primitivo plasmó en las paredes de las cavernas, ”constatando la existencia de rituales chamánicos llenos de ingredientes similares a los de estas tradiciones carnavalescas. A lo largo de la historia estos ritos y celebraciones se han ido entremezclando con diferentes culturas que tienen mucho en común, su dependencia de las fuerzas de la naturaleza, ya que el verdadero protagonista de estos festejos gira en torno a la llegada de la primavera”, incide.

La exposición se articula en tres espacios. El primero se compone de una decena de réplicas de lienzos que tocan el tema del carnaval en diferentes épocas y estilos artísticos. Y es que los artistas no han sido ajenos a estas celebraciones, desde las Bacanales de Tiziano, Rubens, Carracci, Brueguel el Viejo o Goya, pasando por la mirada vanguardista de Picasso o el pincel suelto de Cézanne.

 En el espacio central se pueden ver figuras a tamaño natural de personajes de cuatro carnavales de Sakana. Del de Altsasu ha destacado Maskarita, el contrapunto de Momotxorro, un personaje travieso y anónimo total. Y es que cubre su cuerpo y cabeza con una sobrecama adamascada, con el rostro oculto por una puntilla. “Es un disfraz muy llamativo por su simplicidad y por el contraste estético con respecto a otros personajes”, apunta, al tiempo que destaca que “en Sakana hay otros carnavales igualmente importantes desde el punto de vista etnográfico”, incide. Así, también se muestra una reproducción de Kixkimau Pintto, personaje de los carnavales de Etxarri. Otro es Zomorroa, de Ziordia y por último Mamuxarro, enigmática figura del personaje del carnaval de Unanu. Además, se pueden ver vídeos de varios carnavales de la comarca realizados por él mismo.”Me hubiera gustado incluir personajes de más lugares de Sakana pero tuvimos muy poco tiempo para preparar la exposición”, apunta. 

Otra parte de la sala está ocupada por fotografías de los trece carnavales declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por UNESCO acompañadas de material audiovisual para hacer la exposición más interactiva a través de códigos QR.