Los carnavales de Lantz llegan hoy a su momento cúspide con el ajusticiamiento y quema de Miel Otxin en el frontón municipal. La kalejira de ayer, al igual que ocurrió el domingo en el carnaval txiki, contó con la presencia de numeroso público. Las fuerzas del mal y del bien se enfrentan en una batalla simbólica en la que la sed de justicia moviliza las iras populares.

Los Carnavales de Lantz cumplen con los requisitos para ser declarados Fiesta de Interés Turístico de Navarra, esto es, ser una festividad original y tener arraigo popular constatado, tanto por la antigüedad de la celebración como por sus valores etnográficos y socioculturales.

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Protagonismo para los txikis en el carnaval rural de Lantz Unai Beroiz

La participación popular y el elevado número de visitantes que congregan de dentro y de fuera de la Comunidad Foral son otros aspectos requeridos con los que cumple. Esta distinción tiene como objetivo dar a conocer más allá del ámbito de la Comunidad Foral aquellas celebraciones que puedan contribuir a incrementar el turismo debido a su originalidad, tradición popular o valores socioculturales.

Un pueblo volcado con su carnaval

El Carnaval de Lantz es la fiesta más importante de cuantas se celebran en esta villa y tiene lugar los días anteriores al Miércoles de Ceniza. Cuando cae la noche del martes de carnaval los vecinos de Lantz escenifican el ajusticiamiento y la quema en la hoguera de Miel Otxin, representación de un bandido que en tiempos pasados asoló la zona, cuya captura se escenifica a lo largo del día anterior.

También el lunes, Miel Otxin es paseado por las calles del pueblo, al igual que en las horas previas a su ajusticiamiento. Mientras Miel Otxin arde en la hoguera, los vecinos bailan a su alrededor el zortziko de Lantz al son de la música de txistu y tamboril.

Ziripot, por los suelos. Javier Bergasa

Al bandido Miel Otxin, que representa a los malos espíritus, le acompañan en la representación de Lantz otros personajes, como Ziripot, vestido con sacos rellenos de hierba o helechos, que a duras penas se mantiene en pie; Zaldiko, mitad hombre-mitad caballo, que derriba continuamente a Ziripot a lo largo del recorrido por las calles de la localidad; los arotzak, herreros que ponen las herraduras a Zaldiko, y los Txatxos, que representan a la población de Lantz, con la cara tapada y enfundados en ropas viejas y de vivos colores, que arremeten con escobas de paja a las personas que asisten a la representación.

Bailando el zortziko en torno a la hoguera. Javier Bergasa

Año tras año el delincuente promete más guerra. El bueno (y torpe) de Ziripot tampoco faltará, y la ceremonia del fuego purificador volverá a cerrar el carnaval. Una cita pagana que nace en el desván de la Posada de Lantz, escenario mágico que transforma la vida del pueblo y refuerza sus lazos de solidaridad, viste a sus vecinos y convierte una pequeña localidad del Valle de Anué, de poco más de 100 habitantes, en el epicentro del carnaval rural. Una batalla entre el bien y el mal cuajada de los personajes carnavalescos más representativos de la Comunidad Foral.

Personajes del Carnaval de Lantz

Miel-Otxin. Es el personaje principal y representa a un bandido capturado y ajusticiado por los propios vecinos del pueblo. Actualmente está encarnado por una figura de 3 metros y unos 35 kg de peso.  

Ziripot. El vecino más grande y corpulento, por lo tanto encargado de sujetar a Miel-Otxin. 

Zaldiko. Es el caballo de Miel-Otxin y, fiel a su malvado dueño, pelea por derribar a Ziripot y evitar así el trágico destino de su amo. 

Txatxos. Representan a los vecinos que, disfrazados y con la cara cubierta por miedo a las represalias, capturaron a Miel-Otxin. 

Herreros. Son entre 8 y 12 personajes de aspecto tenebroso. Van armados con xardes y un caldero con fuego en el que llevan las herraduras para herrar a Zaldiko.

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Las mejores imágenes del carnaval de Lantz IÑAKI PORTO