A pocos kilómetros, Olazti también se transformó con la magia del carnaval. Pero se mostraban más apegados a la realidad y dos grupos se sumaron a las tractoradas de estos últimos días parta reivindicar su trabajo. “Sin el sector primario el frigorífico es un armario”, se decía en una pancarta de agricultores. En otra ponía “Dedicaros a gobernar, dejarnos sembrar”. Y es que según contaban, estaban hartos de tanta palabrería y querían hechos.

También parecía que estaban en la tele la escudería de Ferrari al completo, con Antonio Lobato retransmitiendo en directo la Fórrmula 1, mucho rojo que contrastaba con la atmósfera azul que rodeaba a un grupo de marcianos, ciencia ficción de bajo presupuesto pero mucha imaginación.

Ritxi y Saray celebraron ayer su boda en Olazti. Nerea Mazkiaran

Y es que los y las olaztiarras le echaron ganas e imaginación a la hora meterse en la piel de otros personajes como piratas al abordaje, con pata de pata depalo y loro al hombro, o fregonas vivientes junto a una escoba que iba de rarita además de carabelas portuguesas, que no medusas, con sus largos tentáculos de los que era mejor huir. Mucho más amable era un grupo de palomitas, al igual que unas nancys aún sin estrenar en sus cajas, o una sirenitas. Apariencia más dura transmitía otra cuadrilla de jóvenes, inspirada en la serie Peaky Blinders. Por otro lado, unas mujeres se hacían una cura de belleza en un spa mientras otro grupo, más dinámico, estaba de grabación de El conquis.

Redobles de tambor por San Sebastián en Olazti, que cuenta con una ermita del santo. Nerea Mazkiaran

MAREA HUMANA

A golpe de tambor iba otro grupo que estaba celebrando San Sebastián con un poco de retraso, a lo donostiarra, y en carro Ritxi y Saray, que celebraban su boda con la familia y amistades, sin faltar el patriarca. También se unieron a la fiesta Asterix y buena parte de los personajes de este cómic.

Al igual que en Altsasu, en Olazti acabaron ayer sus celebraciones de carnaval. Arrancaron el pasado sábado, cuando zamar handiak, txikiak y neskak se hacieron con sus calles.

La escudería Ferrari se acercó a Olazti, un pueblo con gran afición al motor. Nerea Mazkiaran