Navarra es una comunidad pequeña y diversa. Tan pequeña que a veces decimos que es un pañuelo, tan diversa que a veces nos cuesta conocernos y entendernos. Uno de los ámbitos en los que esa diversidad genera cierta distancia y desconocimiento mutuo es el eje urbano-rural.

Cuando nos acercamos al desarrollo y al empleo en el ámbito rural, uno de los primeros elementos que es vital comprender es que un proyecto de emprendimiento es, casi siempre, mucho más que un proyecto económico-empresarial y de empleo.

La viabilidad de estos proyectos empresariales va más allá de la mera sostenibilidad económica, integrando otros factores. Hablamos de vidabilidad. Son proyectos de vida, de personas que deciden establecerse en un medio concreto como apuesta de vida a largo plazo y con vinculación con el territorio. Esa vinculación tiene que ver tanto con las motivaciones de la persona para instalar su actividad allí, como con sus posibilidades de conciliar y de encontrar apoyo, como con la naturaleza del propio proyecto empresarial. La persona que emprende en el medio rural es especialmente sensible a las necesidades y demandas de su entorno y a las posibilidades que el territorio ofrece para el desarrollo de su proyecto.

Hablamos también, así, del valor social del emprendimiento rural. Para una Asociación como la nuestra, el apoyo al emprendimiento es una línea de trabajo fundamental de cualquier estrategia de desarrollo local y comarcal, desde el punto de vista:

• Económico, como fuente de riqueza y empleo de calidad

• Social, como prestación de bienes y servicios. Un trabajo por cuenta ajena genera un empleo, un trabajo por cuenta propia genera uno o varios empleos y un producto y/o servicio a la población y al territorio en el que se encuentra.

• Demográfico, como fomento del asentamiento, atracción y arraigo de la población

• Ambiental, puesto que en nuestro ámbito territorial, más que en otros muchos se vinculan a la economía verde.

En un entorno en el que en ocasiones la falta de servicios accesibles es un factor de despoblación, las personas que apuestan por el territorio generan servicios y productos nuevos que mejoran la calidad de vida de todo el territorio. Más allá del impacto directo sobre el empleo, el emprendimiento es un factor crítico para la consolidación del tejido social del medio rural: genera lugares de encuentro, servicios, referencias y productos que acaban siendo parte integral de la vida social.

Desde el momento en que los agentes emprendedores viven desde la vinculación con el territorio, su compromiso y motivación con su proyecto de vida, así como las posibilidades que ofrece el territorio, se traducen en una mayor tasa de supervivencia (un 50% más en los primeros cinco años) de los proyectos de emprendimiento a lo largo del tiempo, en comparación con los proyectos empresariales de un entorno más urbano.

El centenar de proyectos y de puestos de trabajo que se crean anualmente en la Montaña de Navarra con el apoyo de Cederna Garalur, en el marco de la Red Navarra Emprende, cofinanciada por el Servicio Navarro de Empleo, son buena muestra de que no sólo hay que hablar de despoblación, sino también de población, de las personas que apuestan por el territorio.

Proyectos locales

Son muy importantes las Iniciativas Locales de Empleo, a través de las cuales las entidades locales hacen un esfuerzo por adecuar infraestructuras, por ejemplo hosteleras, que luego sacan a concurso para su gestión. Aquí hay muchas oportunidades de empleo que a veces no se aprovechan.

Valorando positivamente que grandes proyectos empresariales puedan instalarse en el medio rural siempre que sean compatibles con el territorio, como de hecho ocurre y está ocurriendo, es la vitalidad del emprendimiento local y comarcal lo que a medio y largo plazo genera ese valor añadido que marca la diferencia entre localidades vivas y localidades-dormitorio con poca vida social y que acaban languideciendo.

En nuestra apuesta por este tipo de actividad económica, además del asesoramiento y acompañamiento individualizado, ofrecemos formación, sensibilizamos sobre la cultura emprendedora y participamos, directa o indirectamente, en la gestión de viveros de empresas distribuidos en diversas localidades de la Montaña de Navarra.

Por último, más allá de ese acompañamiento individualizado, estamos trabajando en crear dinámicas de orden más colectivo donde las personas emprendedoras puedan tener un mayor contacto entre ellas para que puedan surgir nuevos proyectos e ideas que respondan a las necesidades y demandas del territorio.

El apoyo al emprendimiento rural y su facilitación debería ser, por tanto, una apuesta estratégica en la lucha contra la despoblación, no sólo de nuestra Asociación, sino también de las administraciones locales y de las de orden superior, siempre desde una perspectiva de sumar fuerzas y tratar de aportar, cada cual desde su ámbito de responsabilidad, lo que esté en sus manos poder aportar.