El mercado de la vivienda ha experimentado su mejor semestre en quince años. Entre enero y junio se vendieron en la Comunidad foral 3.495 viviendas, la cifra más alta desde 2007, justo antes de que estallara la burbuja. Junio fue además un mes récord en ventas, un 33% más que en el mismo mes del año pasado ante la fiebre desatada por el anuncio de subidas en los tipos de interés. Todo apunta a que el mercado continuará unos meses con la inercia y, al menos hasta septiembre, los datos de ventas serán positivos. De hecho, hay portales que recogen subidas de casi un 2% en julio en la venta de segunda mano en Navarra (5,8% en el acumulado de un año), con un precio medio del m2 de 1.712 euros. Los expertos sin embargo creen que la tendencia al alza en el número de operaciones descienda a partir de 2023 y que se relantice la subida del precio de la vivienda, del 6,6% previsto para 2022 al 2,2% en 2023. La inflación, la subida de tipos y la incertidumbre sobre los mercados y la economía (miedo del consumidor) son factores de que empiezan a hacer mella sobre la vivienda en plena burbuja y que tendrá efectos a finales de año, apuntan los expertos. Un mercado residencial demasiado acelerado y del tamaño de un globo a punto de explotar que ahora empieza a desinflarse y cuya moderación resulta tan positiva como necesaria. En 2022 se han vendido tantas viviendas como en pleno boom inmobiliario, empujado también por las compras extranjeras postcovid. Una tendencia alzista que ha afectado al mercado del alquiler, agravado por la falta de oferta. Dicen que la demanda irá cambiando poco a poco en el segundo semestre y principalmente el próximo año coincidiendo con las revisiones hipotecarias. La inflación reducirá cada vez más el poder adquisitivo de los hogares y la subida de los materiales encarecerá los precios de los inmuebles. Pero con independencia del comportamiento del mercado si algo hemos aprendido de la anterior burbuja es que la vivienda es un derecho y no un objeto de especulación. Hemos roto muchos de los mitos que teníamos muy arraigados como que el precio de las viviendas nunca bajaría, que alquilar es tirar el dinero, que endeudarse a no es un problema si te la conceden, o que la vivienda y el paro no guardan relación. Como hemos descubierto que el precio de la vivienda puede tener un valor especulativo y no real. Aprendizajes que nos deben guiar para contener una segunda burbuja y garantizar una oferta de vivienda digna para quien realmente la necesita.