Estafa

• Cuando votas a alguien, más persona que partido, y lo que hace después de las elecciones se aleja demasiado de lo que antes parecía que iba a hacer.

• Cuando te enamoras de una persona por química pura, atracción y motivos A, B y C y, una vez que se evapora la bruma dorada la realidad te permite apreciar que los motivos A y C no existen y B hay que buscarlo, incluso mucho.

• Cuando contratas un servicio o compras un producto que parece de 10 y termina siendo de 4. O peor, termina no siendo.

Tercera opción. Ayer me encontré en una comisaría notificándole a un ertzaina con su uniforme que había sido víctima de estafa y suplantación de identidad. No movió un pelo de la ceja, claro. Sólo en esa oficina del centro de Bilbao atienden cada semana varias denuncias como la mía. Salió hasta el mostrador de admisión otro agente en bermudas y camiseta con su identificación plastificada colgada al cuello.

– ¿Qué tenemos?

– Una mujer con amenazas, una agresión en la calle, hurto y delito informático.

A la mujer la atendían en un despacho, al fondo. La agresión la había sufrido un hombre de unos 60 años, el conductor de una furgoneta de reparto le había golpeado en la cabeza mientras él le recriminaba que estaba a punto de rayarle el coche. El hurto lo había vivido un veinteañero guineano que quería traerse a su abuelo de su país. Mi delito informático consistió en comprarme unas sandalias en birkkenstockoutlet.com, una supuesta web de la marca, con su tipografía y su R de marca registrada, que es falsa. Nunca han contestado a los mails que les he enviado y las sandalias que pagué no existen. Estafa. Pero además se quedaron con los datos de mi tarjeta bancaria y los han empleado para hacer una compra en mi nombre. Suplantación de identidad. Cancelar tarjeta en cuanto veas un cargo desconocido en tu cuenta, denunciar en comisaría y entregar en tu banco la denuncia para que el seguro de tu tarjeta te devuelva esa cantidad. Ya lo de la sandalias… Iremos sacando las botas de invierno.