De ciento a viento y con la boca pequeña, desde la sede de algún partido político se plantea la posibilidad de reducir el número de parlamentarios forales. Hace menos de un mes lo defendió Javier Esparza. El presidente de UPN hablaba de cargarse al 20% de los aforados para dejar la Cámara en 40 escaños. Sólo él conoce la sinceridad de la propuesta. Sin embargo, lo más verosímil es que, antes de lanzarla en público, se hubiera preocupado de tener con sus actuales compañeros de bancada una conversación del tipo “estar tranquilos que esto no tiene ninguna posibilidad de salir adelante, pero esto lo digo para ver si pesco algún voto”.

Bien conoce el presidente de UPN las tensiones internas que genera la confección de la lista al Parlamento. Los codazos y las zancadillas se mezclan con una aparente meritocracia por figurar en lo que se llama un puesto de salida de tal manera que cuesta siquiera imaginar que algún día podamos conocer el Parlamento con menos sillones de los 50 que componen el Legislativo. Medio centenar de escaños que disfrutan de sueldos elevados (54.000 euros los parlamentarios rasos, más de 60.000 los miembros de la Mesa y Junta, y 74.000 el presidente) y donde ahora mismo solo cuatro de ellos tienen una retribución algo menor por compatibilizar el cargo con otras actividades profesionales.

Más allá de cuestionar el salario de quienes tienen una responsabilidad de controlar la acción del Gobierno y legislar, la pregunta es si realmente hay tarea para tantos liberados. Hasta hace no muchos años, entre sus señorías abundaban abogados con despacho propio, profesores de universidad... y la actividad en la Cámara no se resentía.

Hoy, sin embargo, el Parlamento se ha convertido en el principal sustento económico de todos los partidos, cuyos ingresos proceden en su inmensa mayoría de las subvenciones establecidas en función del número de representantes obtenidos en las urnas. Y ninguno de ellos está dispuesto a renunciar a un solo euro de la financiación pública, de ahí que a nadie le quepa la menor duda de que este brindis al sol de Esparza no va a estar en la próxima campaña electoral.