El osasunista prudente que todo rojillo tiene dentro se dice a sí mismo: “Con 20 puntos, ya tenemos media permanencia en el bolsillo”. Pero el otro, el valiente y luchador, exige que Osasuna aspire a mucho más en esta temporada que ha empezado con tan buen pie. Pero el problema es que en la Liga, tal y como está montada, lo único tangible que hay después de la permanencia es Europa, ese premio reservado a apenas siete equipos (si entre los seis primeros está el campeón de Copa). Y eso supone ser mejor que esos nueve o diez clubes que tienen mucho más presupuesto y mucha mejor plantilla. No hay alicientes para un equipo de clase media, más allá de la tranquilidad que da estar ahí consolidado y de hacerle algún roto a los grandes –como el empate en el Bernabéu–, por lo que solo cabe mirar ese sexto y séptimo puestos y decirse “¿Por qué no?” mientras la cruda realidad no diga lo contrario.