El otro día leí con atención la lista de 50 personas que el PSN va a presentar al Parlamento de Navarra para las forales, bastantes de los cuales repiten en la lista, con la inclusión de esa Maite Esporrín que cuando le comunicaron que no iría en la lista del Ayuntamiento ya comentó que ya le buscarían algún otro lugar. Dicho y hecho: 9ª en la lista al Parlamento, un puesto en el que es factible que obtenga plaza de parlamentaria. A lo que iba, en todo caso, es a lo siguiente: de las 50 personas, solo una había nacido o representaba a alguna localidad ubicada más arriba de Pamplona, más al norte de la capital. Solo una: Acerte, de Olazagutía, y además ubicado en el lugar número 22, con lo cual sus opciones de resultar elegido parlamentario son nulas. Es obvio que la población existente en Navarra se concentra en Pamplona y Cuenca y luego de Pamplona para abajo, pero no es menos cierto que todavía quedan seres vivos de Pamplona para arriba y que algunos de ellos incluso son del PSN y se presentan en ayuntamientos y concejos, amén de que hay simpatizantes y afiliados. Pues nada, 49 de los presentados son de Pamplona y Comarca y de Ribera y Tierra Estella, una situación que también se ha dado en otras ocasiones en formaciones como UPN y el propio PSN, aunque no sé si al nivel de la lista de este año, que muestra muy poca mirada hacia el norte o cuando menos muy poco banquillo o pocas ganas de pelear por tenerlo. En política, es evidente que no hace falta ser de un lugar para poder desarrollar políticas equitativas y una distribución racional de las cosas, pero no es menos obvio que cuando cuentas con personas que conocen el terreno o que al menos lo sienten más esas personas pueden ofrecer puntos de vista y contrapesos cuando a la hora de hacer políticas se refiere y sensibilidades diferentes a sus compañeros y compañeros con según qué temas. Nada. Monolítico.